Epistolario

Carta de Don Quijote, en su retiro, a Sancho su escudero

Querido amigo Sancho:
Aquí estoy, sentado ante esta mesa, a la luz de una candela, contestando a tu reciente carta.
Te quejas con amargura de las críticas que estáis recibiendo por parte de aquellos que visitan Arévalo y que hablan del descuido, la suciedad, la ruina que persiste y se acrecienta, al tiempo que censuran que estén los monumentos maltrechos o cerrados a cal y canto. ¿Y aún te extrañas?.
Amigo Sancho, en estos tiempos que corren, en los que el trabajo y la riqueza están mermados, los pueblos, sus gentes, agudizan el ingenio y buscan formas y recursos para atraer visitantes. En las comarcas de interior el turismo prospera a fuerza de inventiva, de mostrar lo que se tiene, arreglándolo, limpiándolo, dignificándolo para así poder enseñarlo en todo su esplendor.
¿Es esto lo que hacéis allí? ¿Tenéis vuestro patrimonio en condiciones de ser visitado? ¿Tenéis vuestras iglesias, palacios y castillo abiertos? ¿Tenéis vuestras calles y plazas limpias y vistosas? ¿Ofrecéis novedades? ¿Innováis?.
Recibo, por otros medios, noticias de otras tierras cercanas a las vuestras. Tan cercanas son, que en otro tiempo formaron parte de vuestra misma comarca. En la misma raya de la Tierra de Arévalo con las de Medina del Campo, los pueblos y lugares de Muriel de Zapardiel, Lomoviejo, y otros, muestran su patrimonio con una dignidad, con una limpieza encomiables. Se anuncian, invitan, atraen al turista para que les visiten. En definitiva, miman su actividad turística promocionándose al tiempo que mantienen su patrimonio digno y pulcro, llamativo, visitable.
Quizá debieras invitar a vuestros representantes a visitar estos lugares, a contrastar lo que allí se hace, y cómo se hace, con lo que se hace en Arévalo. Invitarles a coordinar e innovar, a trabajar y, sobre todo y en definitiva, a aprender. Deberías apremiarles para ver si empiezan de una vez a ir por delante y no a remolque del resto, a ser vanguardia y no los últimos en estas lides.
Es posible que si tú se lo dices, querido amigo Sancho, es posible que si a ti te hicieran caso, al fin os dierais cuenta, y de una vez por todas, de que Arévalo tiene unas enormes posibilidades de estar en primera línea del turismo interior y que no os deberían seguir comiendo el terreno otras poblaciones que, contando con mucho menos que vosotros, trabajan con criterios que les permiten estar muy por delante en estas materias.
En fin, aquí termino, y sin nada más por hoy a Dios, y que Él te guarde de la ociosidad que como debes saber es madre de la indigencia y maestra de muchos otros vicios.
En Santa María del Berrocal, la tierra de mis antepasados, a catorce días de febrero del año 2010. Don Quijote, caballero de la triste figura.
Juan C. López

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