Maruja Mallo

Parecía un día cualquiera. Las beatas castellanas de Arévalo estaban congregadas, como de costumbre, en misa. En unos segundos, un revuelo y Maruja Mallo sobre una bicicleta dentro del templo. Anticlerical, inteligente y provocadora no se le ocurrió mejor manera de decir adiós a Castilla y a su trabajo como profesora-funcionaria.

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