Entradas
Mostrando entradas de febrero, 2021
Puente de Valladolid, hundimiento en la nueva calzada.
- Obtener enlace
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
La penúltima restauración del puente de Valladolid duró casi 200 años. Es de 1781 “reinando Carlos III”, según se puede leer en el grabado de la placa de granito apoyada en el pretil de la parte sur del puente. Quizás esta última restauración, con más medios técnicos que en el siglo XVIII, debería haber durado más o, al menos, lo mismo. Pero lo cierto es que antes de que el Ayuntamiento de Arévalo, es decir, todos los arevalenses, recibiéramos la obra terminada, hemos detectado que la calzada está cediendo unos 15 centímetros a la altura del séptimo arco, el más bello y estilizado de los siete que posee el monumento y, por su estructura y ornamentación, muy similar al arco del Alcocer que da a la plaza del Arrabal. A continuación, les mostramos algunas imágenes del preocupante hundimiento de la calzada, con la esperanza de que se reaccione a tiempo y se solvente el problema antes de que vaya a más. Arriba: nueva calzada del puente de Valladolid recién restaurada. Abajo: hundimiento de
La Llanura número 141
- Obtener enlace
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Cuaderno de Cultura y Patrimonio número XLIV
- Obtener enlace
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
El molino "Valencia"
- Obtener enlace
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Ya en los albores del siglo XVII, dando frente a la desembocadura de lo que en tiempos lejanos se llamó la « Peña Talaverana », se acurrucaba mezquino y avergonzado en la margen izquierda del cochambroso Arevalillo un raquítico molino, cuyo rodezno, de las trece horas que funcionaba diariamente al servicio del público, doce pertenecían a don Francisco Tapia, y la otra a don Luís de Hermosa, tomando el molino el nombre de « Valencia » ―según la tradición― por descender el cuitado y divertido molinero de la fecunda y risueña ciudad del Turia. El molino, pobre y medio derruido, vivió muchos años, hasta que por iniciativa de su propietario, don Guillermo Perinat , se le derribó por completo, construyendo en su solar, el año 1868, un edificio digno de Arévalo y de la industria molinera de aquella época. Los diseños y la construcción corrieron a cargo del competente y consagrado ingeniero francés don Santiago Bergogñé , que, dicho sea de paso, gozaba de excelente reputación en nuest
El estado de la cuestión
- Obtener enlace
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones