Gandhi
En memoria de mi compañero Ricardo Bustillo, para que se eche unas risas desde el Paraíso. Escribió Mahatma Gandhi en su autobiografía que la verdadera función de un abogado era unir a las partes que se habían partido como los pedazos de un botijo. Cuenta que él lo hizo así durante los veinte años en que ejerció la profesión y que por ello ni perdió dinero ni perdió su alma, pero la verdad es que Gandhi tenia pinta de comer muy poquito. El caso es que uno siempre ha procurado cumplir con esta filantrópica máxima que algunos abogados desaprensivos conocen bajo la cínica expresión de hacer el indio. Hace algunos años, cuando los Juzgados de Arévalo estaban situados en la Calle de Los Lobos, junto al puente de Los Barros (convendrán conmigo en que no es posible encontrar un lugar de nomenclatura más adecuada para ubicar una sede judicial), me lo dijo en los pasillos una clarividente señora que se acababa de arreglar con sus hermanos gracias en buena parte a la paciente labor mediadora d