Atardecer
La del alba sería, digo yo, cuando amaneció este sábado 30 de julio que muchos estábamos esperando. Era el sábado en el que queríamos visitar el camino de la Loma al atardecer y ver como se pone el sol entre las viejas torres mudéjares de Arévalo. A las ocho y cuarto de la tarde, algunos, los más impacientes, llegaban a la fuente de los Cuatro Caños, en esa linda placita abrigada de los vientos del sur por las torres gemelas de San Martín. Esta vez todos éramos fotógrafos. Cámaras réflex, cámaras compactas, cámaras en los móviles, mochilas, bolsas, accesorios. Ninguno de los participantes estaba dispuesto a volver sin traerse una prueba palpable del momento en que el sol iba a colocarse entre las torres de las iglesias. Después de esperar los minutos de rigor que exigen el civismo y la cortesía, iniciamos nuestro paseo que estimábamos podría llegar a tener una duración de unos cuarenta y cinco minutos. El punto de destino iba a ser un lugar al otro lado del río Adaja situado