El Rincón del Diablo

Afirma Marolo Perotas en alguna de sus Rimas Callejeras, que el guardián del Puente de los Barros fue un astuto criado de la iracunda nobleza y que la gente le llamaba "El Diablo" por su rara vestimenta y por su picudo casco. El sujeto se ocultaba, según relata el Poeta, en el rincón más alto de este lienzo de la muralla y desde allí vigilaba los caminos del "Oraño" con el fin de que nadie entrara en la antigua villa sin pagar el preceptivo portazgo.
El lugar, punto de encuentro entre los lienzos Oeste y Sur de lo que fue la muralla, conserva algunos restos de esta, probablemente de los más antiguos aunque están hoy muy deteriorados. 
Consideramos que este entorno, por su cercanía a las plazas del Arrabal y del Real, debería estar en mejores condiciones de las que se encuentra. Limpio y acondicionado podría ser un buen lugar de acceso para visitar los puentes medievales de los Barros y de Medina, así como el molino Valencia o molino "Quemao".

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