Macrogranja porcina en Espinosa de los Caballeros

El pasado 12 de diciembre el BOCyL publicaba un anuncio referente al periodo de información pública relativa a la solicitud de la autorización ambiental y al estudio de impacto ambiental del proyecto de ampliación de una explotación porcina de cebo, en la parcela 582 del polígono 9, en el término municipal de Espinosa de los Caballeros (Ávila). (Expte.: 018-18-AAAV).
Con esta solicitud, la empresa “NILASA, S.A.”, con domicilio social en la calle Arturo Soria de Madrid, pretende ampliar la explotación porcina referida anteriormente, cuadruplicando prácticamente el número de cabezas con que cuenta en la actualidad. 
Esta forma de actuar es bastante común en este tipo de macrogranjas, solicitando previamente las autorizaciones pertinentes para un número no muy grande de cerdos, construir para una capacidad de cabezas de ganado entre tres o cuatro veces superior y, posteriormente, solicitar la ampliación con las instalaciones ya realizadas, enmascarando así un impacto mucho mayor; todo ello gracias a la permisiva legislación existente en Castilla y León al respecto y que permite la fragmentación de proyectos grandes.
Se da la circunstancia de que la parcela donde se pretende llevar a cabo la referida ampliación se encuentra en la linde con el término municipal de Arévalo, y a menos de dos kilómetros de barrios arevalenses como el de la Estación o el de Párraces o a tan solo 2,19 kilómetros del barrio de La Cañada. También se sitúa muy cerca de otra explotación de productos agropecuarios, concretamente a 330 metros de “MARS España”, que se dedica a la fabricación de piensos para animales y productos alimenticios para el consumo humano.
Pero lo más preocupante, sin ningún lugar a dudas, es la situación de la macrogranja respecto a la captación de agua potable para Arévalo y otras trece localidades más que, junto con Arévalo, integran la Mancomunidad de Municipios “Agua de los Arenales”: Aldeaseca, Canales, Fuente el Sauz, Fuentes de Año, Langa, Nava de Arévalo (y los anejos de Magazos, Noharre, Palacios Rubios y Vinaderos), Palacios de Goda (y el anejo de Tornadizos de Arévalo) y Villanueva del Aceral, ya que se encuentra, tan solo, a 275 metros del lugar donde la ETAP toma el agua del río Adaja, a 72 metros de la ladera del río y a 145 metros del propio cauce, donde unos pocos metros río abajo se localiza la mencionada captación para proporcionar agua de boca a las catorce localidades referidas anteriormente.
Existe, por tanto, un riesgo más que evidente de que se produzca cualquier tipo de escape o filtración que contamine las aguas del Adaja y poner en peligro la calidad sanitaria del agua destinada al consumo humano de unas 10.500 personas, seguramente unas dos mil más en periodos estivales o vacacionales, cuando muchos hijos de estos pueblos acuden a visitar su lugar de nacimiento, el hogar de sus padres y el de su infancia.
Solo por la ubicación tan peligrosa de la macrogranja de cerdos de “NILASA, S.A.”, con sede en la calle Arturo Soria de Madrid, con respecto a la captación para suministrar agua potable a más de 10.000 personas, no debería haberse autorizado jamás su construcción ni, por supuesto, la enorme ampliación que ahora solicita la empresa. La Junta de Castilla y León jamás debería haber autorizado tal ubicación. Pero la Junta de Castilla y León cuenta con una de las normativas más permisivas en esta materia. Lo que, sin ninguna duda, sirve de reclamo para que este tipo de empresas vean en la despoblada Meseta Norte el lugar ideal para medrar, aunque sea a costa de poner en riesgo la salud de sus habitantes. Hecho que nos convierte en ciudadanos de segunda o de tercera categoría con respecto a otras Comunidades Autónomas mucho más exigentes y, por tanto, mucho más garantistas y defensoras de los derechos de los ciudadanos a quienes representan.
Por otro lado, los olores que producen los excrementos y orines de los cerdos, ya nos castigan periódicamente, en especial a la población de Arévalo, la más cercana a la macrogranja. Así que, de autorizarse dicha ampliación, la fetidez del aire podría ser insoportable de manera asidua. Como ya lo debe ser para los trabajadores de la fábrica “MARS España”, situada a poco más de trescientos metros de la macrogranja.  Aunque parezca algo secundario, el olor es una de las percepciones que recibimos con mayor nitidez y, qué duda cabe, que la pestilencia del aire en determinados momentos es muy mal recuerdo y una mala carta de presentación para el visitante o para el turista. Los malos olores ya perjudican de manera evidente el futuro de Arévalo y puede afectar negativamente a muchos negocios.
De la misma forma, los malos olores se producen al trasladar y esparcir los excrementos por las tierras circundantes, lo que también, a la larga, produce la contaminación del suelo y del acuífero por compuestos nitrogenados. Hasta el punto de que en varios municipios segovianos se prohibió esta práctica hace algunos años.
Por otro lado, la macrogranja tan solo genera un puesto de trabajo, nada más. De hecho, de todas las explotaciones ganaderas que la Empresa “NILASA” tiene en Espinosa de los Caballeros desde hace décadas, tan solo un trabajador vive en el pueblo. Por lo que la tendencia poblacional del municipio en lugar de aumentar ha seguido disminuyendo.
Las macrogranjas no son la solución a nada, son el problema.
Desde “La Alhóndiga de Arévalo” se están preparando alegaciones para evitar que esta ampliación se lleve a cabo. También se ha solicitado una reunión con el Ayuntamiento de Arévalo, con la intención de exigirles que hagan todo lo que esté en su mano para evitar esta ampliación porcina y asegurar el futuro y la salud de todos los ciudadanos de Arévalo y de la comarca. Igualmente, se hará llegar esta misma preocupación a todos los procuradores en Cortes de Castilla y León por Ávila.
El plazo de alegaciones finaliza el 16 de enero próximo.

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