Prensa Histórica

En nuestro afán constante de encontrar documentos y referencias históricas de la Moraña y la Tierra de Arévalo, hemos buscado pretendiendo hallar esas publicaciones periódicas que nos dejan en sus ajadas páginas retazos, detalles de los momentos considerados de importancia por los redactores y que conforman la pequeña historia de nuestros pueblos, de nuestras gentes. En nuestra búsqueda, y hasta ahora, sólo hemos encontrado algunos ejemplares, las más de las veces, sueltos, a veces muy deteriorados, que se publicaron en Arévalo entre los años 1898 y hasta bien entrada la década de los 60 del siglo pasado. Seguimos buscando y cualquier referencia aportada por nuestros oyentes, por nuestros lectores, será bien recibida.

La prensa en la Comarca quizá vea la primera luz con Florencio Zarza Roldan, el cual dedicó sus afanes literarios a nuestras tierras, y comenzó en estas lides con un bello semanario titulado “La Voz de Arévalo”, que apareció el 1 de septiembre de 1898. La parte grafica, que era admirable, se componía y tiraba en Madrid y en el cuadro de colaboradores figuraron José Zahonero, Carlos Fernández Shaw, Luis Taboada, Sánchez Carrere, Diez de Tejada y Emilio Castelar.

En 1906, Ángel Macías Rodríguez, Nicasio Hernández Luquero, Félix Pérez Serrano y Manuel Jiménez Muñío, fundaron «El Despertar» que vibro siempre a impulsos de un exaltado sentido liberal, y donde se cobijaron siempre trabajos de tendencia republicana. Con intención satírica, algunos jóvenes, disconformes o quejosos de los redactores de «El Despertar» se encargaron de publicar dos números de un periódico, titulado “El Letargo” donde puso su pluma el excelente poeta y diplomático don Antonio Gullón, oriundo de nuestra ciudad.

Años más tarde, en 1909, Félix Pérez Serrano fundó “El Despertar Castellano”, mas literario que el primitivo «Despertar», sin perder su carácter radical que le distinguió siempre. Jiménez Muñío y Hernández Luquero llevaron a él extremismos localistas e ideológicos, respectivamente, que les acarrearon sendos procesos. En estos dos semanarios, Félix Pérez Serrano, prematuramente desaparecido, dejó muestras de su temperamento lirico y de su equilibrado valer. El tono literario, en su más estricta pureza, se encargó de aportarlo el poeta Nicasio Hernández Luquero. De forma simultánea, dirige Macías Rodríguez un modesto decenario, exclusivamente dedicado a la literatura — «Juvenilia»— en el que colabora con los periodistas locales Fernando F. Ruiz, Moisés Egido y Dionisio Bermejo, entre otros.

En 1911 apareció “Heraldo de Arévalo”, bajo la dirección de Ángel Macías. Este semanario, reunió firmas destacadas de aquellos días en que ya eran un positivo prestigio Carmen de Burgos, José Francés, Ramón Gómez de la Serna, Federico González, Rigaberto, Gómez de la Mata, el zamorano Carlos Calamita, contando además con la asidua asistencia de Félix Tartas Guerra, Federico Forcada, Ambrosio Sanz Sánchez y Cesáreo Díaz Díaz.

Merece una mención aislada en lo que al cultivo del periodismo localista se refiere, Cipriano Sáez Calle, director del “Heraldo de Arévalo” y que hizo muy popular el seudónimo «El chico del cafetín».

El 21 de enero de 1917 se publico el primer número de “Tierra Castellana” bajo la dirección del sacerdote Mariano Guerras y un cuerpo de redacción firmado por José Aráez, José Soto, Ramón Escalada y Bernardino Sánchez. Era una cuidada revista de carácter conservador donde se rendía un culto de cordial veneración a las altas glorias de la Castilla del pasado.

“La Región”, nacida al calor de cierta dirección contra el imperio de viejos organismos y normas gastadas, apareció en febrero de 1918, y fue dirigida por don Ángel Díaz. Colaboraron en ella, entre otros, José Sáez Calle, Emilio Vellando, Manuel Zancajo y Hernández Luquero.

José Saez Calle, uno de los hombres más atentos al desarrollo vital de esta Comarca, dirigió en 1919 un semanario titulado «Tierra de Arévalo», defensor apasionado de los intereses locales, y donde brilló siempre, como reflejo del espíritu de su fundador, un honrado respeto a la verdad.
En diversas épocas posteriores se publicaron “El Adaja”, que fue dirigido, sucesivamente, por Ignacio Martín Laplaza y Florencio Zarza Roldán, y “El Faro del Distrito”, periódico de propaganda electoral transitorio fundado por Ángel Martin Nino.

Se fundó luego el semanario «La Llanura», en fecha 14 de octubre de 1922.
Celebrada la reunión fundacional en la Cuesta de la Cabeza la redacción quedó en la forma siguiente: Director: Cipriano Sáez Calle; Redactor Jefe: Hernández Luquero; Secretario; Julio Escobar; Administrador: Lope Martin Mora; Redactores: Antonio Devesa, Marolo Perotas, Bernabé González, Jenaro Macías, Ángel G. Guerras, Vicente Albella, Joaquín Hebrero, Eladio Fernández, José Sáez y Francisco Lumbreras.
Por defender «La Llanura» la candidatura liberal abierta para Cortes en la elección de 1923, en cuya legislatura triunfaron por Arévalo y Ávila Fernández Aráez y Nicasio Velayos respectivamente, se disgregaron de la redacción algunos de sus componentes quedando en su cuadro, Cipriano Sáez, Hernández Luquero, Julio Escobar, Antonio Devesa y Marolo Perotas, hasta que finalizo la primera época en el mismo 1923.
En 1926 reapareció «La Llanura» con el siguiente equipo de redacción: Director: Julio Escobar, Redactor Jefe: Marolo Perotas y demás redactores Ruiz Ayucar, Jenaro Macías, Emilio García Vara, Mariano Sanz, Jaime Martin, Miguel González, Camblonc, Vicente Albella, Orestes Perotas, Aurelio Juárez, Julio Ferrero y Joaquín Maroto.
Salió el primer número de esta segunda etapa el día 12 de diciembre de 1926, siendo suspendido el semanario por el Gobernador de Ávila, don Enrique Roma el 3 de julio de 1927, tras haber sufrido importantes multas.
Se trabajó sin cesar por su reaparición y para que ostentase el mismo título. Por la intervención del marqués de Benavites se logró la nueva salida del periódico bajo la dirección de Aurelio Juárez y con redactores relatados anteriormente, y la colaboración especial de Miguel González, el inolvidable y buen poeta Hernández Luquero, Ambrosio Casado («El Ilustre Paleto»), Eduardo P. Balaguer y los escritores madrileños Ramírez, Ángel María Enriqueta, Ángel Dotor, Manuel Zancajo, Muñoz Crego y Paco Guillén Salaya, entre otras firmas muy apreciadas.

Hubo también un mensual titulado «Cultura» que fue editado en los años treinta del siglo pasado por el Circulo Cultural Mercantil y en el que participaron muchos de los miembros de la ya desaparecida “Llanura”. En los mismos años 30, se publicaron algunos ejemplares de un semanario que se llamó “Democracia” y que editaban los Partidos Radical Socialista y el Partido Socialista de Arévalo. En este semanario participaron, de igual forma, algunos de los más activos redactores de anteriores publicaciones.

No aparecen más publicaciones en años posteriores hasta que en el año 1952, y desde el entonces activo Hogar de Arévalo en Madrid, se empieza a publicar el mensual titulado “Arévalo” cuyo director fue Emilio Romero y en el que participaron plumas tan avezadas como las de Julio Escobar, Miguel González, Hernández Luquero. En este mensual el popular Marolo Perotas dejó constancia de los lugares, rincones, personajes y hechos curiosos arevalenses en sus famosas crónicas a las que tituló “Cosas de mi pueblo”.

El mensual Arévalo desapareció mediados los años 60 y durante varios años y salvos escasas publicaciones aisladas no ha habido en Arévalo o en la comarca nuevos indicios de la, hasta entonces, activa iniciativa periodística. Recordamos la publicación Aladear, que se hizo en los años 80 o algunos números de la revista “Arévalo Cámara”, que se encargó de publicar de forma, relativamente habitual, la Cámara de Comercio e Industria de Arévalo.

Ya entrados en este milenio, Fernando Gómez Muriel, coordinó el mensual “Arévalo Siete” entre julio de 2007 y septiembre de 2008. Fernando asumió el seguir informando de la actualidad arevalense creando el 6 de octubre de 2008 el digital “Arévalo Información” que es referencia de la información de Arévalo, La Moraña y La Tierra de Arévalo, y que tiene más de 100.000 visitas anuales.

Y por fin, y antes de acabar, recordar someramente a la actual “La Llanura”, proyecto de prensa cultural editado mensualmente por La Alhóndiga, que, con su publicación escrita y la propia página virtual, se encarga de mantener viva la información y avatares de todo lo referido a la cultura y el patrimonio de nuestro territorio.
Lección de historia
Radio Adaja - 15 de septiembre de 2010

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Menuda diferencia de periodistas. Los de principios del siglo XX eran más profesionales que los actuales.
Anónimo ha dicho que…
No estoy de acuerdo contigo. Los periodistas predecesores de la literatura castellana hicieron un gran esfuerzo por conservar y divulgar sus textos periodísticos, no obstante, no se tiene en cuenta que hoy en día las cosas se "hacen de otro modo" y ahora los periodistas se deben especializar en televisión, radio, prensa, internet...

No creo que los periodistas sean peores, sino que los medios de comunicación han cambiado y las "formas de decir las cosas también" pero el periodismo sigue evolucionando. Como usted comprenderá, hay buenos periodistas y malos, como también hay buenos conductores o nefastos... Todo depende de los ojos con los que se miren. No obstante, respeto su opinión.

Un saludo.

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