El Colegio de los Jesuitas
EL COLEGIO DE LOS JESUITAS DE ARÉVALO Y LA IGLESIA DE SANTIAGO APOSTOL
El año 1506 ó 1507, el Contador Mayor de Castilla, Juan Velázquez de Cuéllar, pide al Señor de Loyola que le mande un hijo suyo para tenerlo como propio. Entre los hermanos se decide mandar al menor, a Íñigo, que va a Arévalo, donde estaría un mínimo de once años. En esta época, Iñigo de Loyola pasó la mayor parte del tiempo, en el hoy desaparecido Palacio Real aprendiendo las artes de las letras y las armas. El mismo relata que: “era dado a las vanidades del mundo y principalmente se deleitaba en ejercicio de armas con un grande y vano deseo de ganar honra.”
Ignacio de Loyola fue, más tarde, fundador de la Orden de los jesuitas, orden que en muy poco tiempo adquirió una notoriedad extraordinaria en todo el mundo conocido.
El recuerdo de la estancia en Arévalo de Iñigo de Loyola podría explicar que, años más tarde, Hernán Tello de Guzmán y su esposa propiciaran la fundación del colegio de la compañía de Jesús.
BREVE HISTORIA DEL COLEGIO.
El colegio de Santiago de la Compañía de Jesús se creó gracias al legado de Hernán Tello de Guzmán y Quiñones, alférez mayor y regidor perpetuo, capitán general de Oran y de su esposa doña María Tello de Deza. La compañía una vez formalizados los documentos de la herencia en febrero de 1579, se encargó de la adquisición de diversas propiedades comprendidas entre la antigua puerta de San José hasta la iglesia de San Martín (en la zona que hoy conocemos como el Teso y calle de San Ignacio de Loyola).
Comenzó la construcción en 1593 y a fin de agilizar el comienzo de las clases, el Concejo se encargó de ceder varias calles pertenecientes al Común de Vecinos y un mínimo de 400 ducados por año, con la obligación del colegio de mantener los reparos y construcciones de la muralla, cubos y almenas linderas a los edificios. La iglesia y el segundo claustro terminan de construirse en 1602.
Desde 1595 y hasta finales de marzo de 1767, se impartieron clases de gramática y latinidad a una media de entre 30 y 50 alumnos internos.
En 1608 los religiosos de la compañía se encargaron de traer las reliquias del santo patrón San Vitorino.
En 1735, considerando la iglesia poco capaz, se aumenta el crucero.
En los últimos días de marzo de 1767 el Corregidor de Arévalo licenciado don Gaspar
Delgado Llanos y Moreda, recibió un pliego cerrado que no debía de abrir hasta el siguiente 2 de abril y una vez enterado de su contenido dar cumplimiento a las ordenes que dicho pliego comprendía. El pliego daba orden expresa e instrucciones para llevar a cabo la expulsión de la villa de los Padres y Hermanos pertenecientes a la Orden de los Jesuitas.
Una vez concretada la expulsión, los bienes del colegio, fueron inventariados y en muchos casos enajenados en pública subasta. Algunos pasaron a los palacios obispales y los menos fueron llevados a alguna de las parroquias abiertas en aquella época en Arévalo.
En 1771 la iglesia se convirtió en parroquia de San Nicolás de Bari, al desaparecer la entonces existente, dedicada a la advocación de este santo, por el grave estado en que se encontraba ya que carecía de feligresía.
Ya hemos visto que Hernán Tello de Guzmán, y su esposa doña María Tello, fueron los primeros fundadores de la enseñanza gratuita y de pago, para los hijos de la Tierra de Arévalo. Encargaron de su misión educadora a los hijos de San Ignacio, posiblemente influido el matrimonio Tello de Guzmán por la amistad con San Francisco Javier, o por lo señalado anteriormente, el recuerdo de la estancia en Arévalo de Ignacio de Loyola.
Antes del siglo XVI la enseñanza se ocultó en los claustros franciscanos de los conventos de la Villa, y los que se alejaban de ella, la adquirían en los conventos de Ávila o en las Universidades de Salamanca, Valladolid o Alcalá.
A la expulsión de la Compañía de Jesús se encargó el Ayuntamiento de nombrar dos maestros por oposición, que se hicieron cargo del abandonado edificio con la denominación de «Real Colegio de Santiago», que desapareció hundido en el pasado siglo XIX, y con sus materiales y en el mismo solar se construyó el edificio que albergaba en 1928 el segundo distrito de las escuelas.
EN LA ACTUALIDAD.
En los últimos años el abandono de las edificaciones han ido llevando a su progresiva ruina, estando en este momento la techumbre de la iglesia prácticamente derruida, salvo la bóveda de crucero y las paredes que aguantan los embates del tiempo. Respecto a las dependencias del colegio propiamente dichas, la dejadez, por parte de las últimas corporaciones municipales, está llevando a que por falta de atención a los retejos y reparaciones puntuales del edificio, este empieza a mostrar signos de ruina evidente.
En Agosto de 2008 desde la asociación cultural La Alhóndiga se efectuaron las gestiones para que la iglesia de Santiago Apóstol, y actualmente conocida como San Nicolás de Bari, entrara a formar parte de la Lista Roja del Patrimonio que promueve la asociación Hispania Nostra. Este hecho nos ha permitido, en primer lugar hacer que la Iglesia exista, hasta ese momento era un edificio desconocido para la mayoría de los arevalenses y por supuesto para el resto de habitantes de La Moraña y Tierra de Arévalo. En segundo lugar iniciar una serie de gestiones, solicitudes y propuestas que tienen a buscar formulas que, en un futuro no muy lejano, nos permitan rehabilitar las dependencias del colegio y la iglesia. Las propuestas que desde la asociación hacemos van por los siguientes caminos:
PROPUESTAS.
El colegio podría volver a ser un centro en que se difundiera el conocimiento, y la iglesia una hermosa biblioteca o una sala de conferencias.
El conjunto de edificios pasarían a formar parte de una Escuela de Estudios del Mudéjar, en la que se recogerían, debatirían e impartirían los conocimientos relativos a este bello y complejo estilo artístico y cultural tan característico de todo nuestro territorio.
Podría crearse, también, y de forma paralela, un gran centro de enseñanza formativa de carácter profesional que propiciara la creación de pequeñas empresas y profesionales especializados en las labores de reparación, consolidación y conservación de la gran cantidad de edificios y otros elementos existentes de estilo mudéjar.
Estas propuestas y otras similares las hacemos a menudo buscando que, en un futuro, esperemos que no muy lejano, el Colegio de los Jesuitas y su iglesia de San Nicolás sean restaurados. Las hacemos en el intento de evitar que estos edificios que una vez sirvieron para enseñar latinidad y gramática a tantos, a veces, tan ilustres personajes, terminen por caer en la más ignominiosa ruina. Intentando evitar que terminen por ser un triste recuerdo.
Lección de historia
Radio Adaja, 11 de agosto de 2010
Comentarios
Menos creo que en Arévalo toda vez que dada la cesion de bienes del Concejo acogian a los más brillantes , ya fueran en Latin, Oratoria, Teologia ó cualquiera de las otras enseñanzas que se daban en la época. Eran bueno pedagogos, pero ha quedado en el acervo popular como que son sibilinos y maquiavelicos en su actuan ante los poderes establecidos. Por eso fuero expulsado de varios paises. Pero no hay que olvidar que en Sudamerica han sido asesinados, por
propugnar ante los poderes facticos un poco de compasion y de veerguenza ante los genocidios cometidos desde los años 70, para acá.
Volviendo a Arévalo en la Iglesia de S. Juan, hay una estauta de él que se eleva a los cielos sobre torres , almenas y cañones. Es una obra pobre en cuanto a lo artistico pero de un gran significado y simbolismo.
De el diario LA RAZON / EL RETROVSOR (3/IX/1539)
Julio MERINO 3-09-2010
http://www.hispanianostra.org/lista-roja/Colegio_de_Santiago_de_la_Compania_de_Jesus