El Camino de Santiago. La senda del Sureste

La senda levantina tiene una longitud de 1.138 kilómetros desde el Mediterráneo a Compostela y atraviesa cinco regiones: Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Madrid, Castilla y León y Galicia. En Castilla y León se extiende por las provincias de Ávila, Valladolid y Zamora con un recorrido de 383,7 kilómetros.
En Ávila el camino entra desde Toledo por El Tiemblo. Allí, de inmediato, nos encontramos con esos cuatro animales cuadrúpedos de difícil identificación, que han sido considerados representaciones de toros o de verracos que preceden de una etapa tardía de la cultura celta. Alguno de ellos presenta inscripciones con signos ibéricos o latinos. En este lugar se firmó el llamado "Tratado de los Toros de Guisando", el 19-IX-1468, entre el rey de Castilla Enrique IV y su hermana Isabel la Católica, por el que se puso fin a la guerra civil castellana al reconocer a Isabel como reina de Castilla.
La ruta, desde El Tiemblo, presenta dos bifurcaciones que llevan a la capital: Ávila, por dos recorridos distintos, uno pasa por El Herradón de Pinares y el otro por el Barraco.
Desde Ávila y hasta Arévalo también tenemos dos rutas más o menos paralelas y que discurren por ambas márgenes de río Adaja. La izquierda que, desde Ávila, nos lleva por Cardeñosa, Peñalba de Ávila, Las Berlanas, Gotarrendura, Hernansancho, Villanueva de Gómez, El Bohodón, Tiñosillos, Arévalo y sale de la provincia por Palacios de Goda y la del margen derecho que, también desde Ávila, pasa por Mingorría, Santo Domingo de las Posadas, Vega de Santa María, Velayos, Blascosancho, Pajares de Adaja, Gutierre-Muñoz, Orbita, Espinosa de los Caballeros, Arévalo y termina saliendo de la provincia por Palacios de Goda.
Vamos a hablar sobre este recorrido y dejaremos para otro día el tramo de la margen izquierda del Adaja.

El ramal del Camino de Levante que pasa por Pajares de Adaja viene documentado en una de las descripciones que Pero Juán Villuga hace ya en el siglo XVI determinando las distancias que hay "de Santo Domingo a Pajares, II leguas y de Pajares a Arévalo, II leguas".

Como ya hemos dicho antes, este tramo parte de Ávila y en su recorrido pasamos por las poblaciones siguientes:

Mingorría: Su iglesia, de clara planta y arquitectura herreriana, cuenta con diversos altares de estilo barroco de columnas churriguerescas. Interesante también la Ermita de la Virgen del Rosario, situada a las afueras del pueblo en un altozano. Al lado de la ermita podemos admirar una figura zoomorfa de origen vetton.

Santo Domingo de las Posadas: Antiguamente el pueblo perteneció al señorío del conde de Molina de Herrera. Todavía se conservan ciertos monumentos, la iglesia y algunas cruces de piedra con inscripciones del siglo XVII, columnas de granito y una talla antigua de un verraco ibérico

Vega de Santa María: Podemos ver la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, retirada del caserío, sobre una loma ubicada hacia naciente. El ábside mezcla la argamasa y el chinarro con una amplia faja de ladrillo decorada con hiladas a sardinel dispuesto entre dobles hiladas de ladrillo a soga. La torre tiene asimismo una bella traza mudéjar.

Velayos: En la plaza está la iglesia parroquial de San Isidro. Es de una sola nave, con espadaña-campanario situado a los pies. Según consta en una lápida en la fachada se comenzó a construir en 1691. Es de la escuela herreriana, construida principalmente con piedra de sillería, cantos rodados unidos por argamasa de cal, siendo la espadaña de ladrillo visto. Podemos disfrutar, asimismo, de interesantes cruceros en el recorrido que lleva desde el cementerio a la plaza de la iglesia.

Blascosancho: La iglesia parroquial es de cruz latina con espadaña y bóvedas del barroco en el crucero. Cuenta con un altar de claro estilo barroco con columnas salomónicas, presidido por San Boal. La nave principal es más antigua, se cree que del S. XIV, con techumbre de madera. El atrio es de tres arcos sobre dos columnas.
En esta localidad, también podemos admirar el Palacio de los Condes de Cerbellón. Es un edificio de estilo Mudéjar y pudo existir como casa feudal en torno a la cual se construirían las casas de los sirvientes y la iglesia, originando así el casco urbano del pueblo. El Palacio es de un estilo muy sobrio sin determinar su fecha exacta de construcción. Aún mantiene en su fachada principal portadas de estilo mudéjar de ladrillo con alfiz.

Pajares de Adaja: La iglesia de San Juan Bautista se construyó a lo largo del siglo XVI. El cuerpo de la iglesia es obra de mampostería y tiene esquinas reforzada con buenos sillares. La puerta principal, abierta al sur, está formada por grandes dovelas y enmarcada en alfiz. La torre empezada con hiladas de sillería se continuó en ladrillo. De marcado estilo herreriano, el cuerpo de campanas se remata con balaustrada y bolas de granito.

Gutierre-Muñoz: Iglesia muy reformada que conserva algunos muros de estilo mudéjar así como un interesante artesonado.

Orbita: La torre desapareció por derrumbe hace algunos años. Era uno de los ejemplos mudéjares más notables del entorno. La posterior restauración deja mucho que desear.

Espinosa de los Caballeros: Bajo la advocación de San Andrés, este templo, del que ya hemos hablado en otra ocasión, sí podría catalogarse como románico y mudéjar, pues en él se combinan los dos estilos artísticos. Es una verdadera joya arquitectónica.
Su cabecera de sillería, formada por un tramo recto y otro curvo, es de gran sencillez decorativa, con temas vegetales y figurativos, concentrada en los canecillos que forman el alero y en los capiteles de las columnas que marcan sus verticales.

Arévalo: En el recorrido por el que discurre el Camino a su paso por la antigua villa, nos vamos encontrando con algunos de los elementos mudéjares más interesantes que existen en el norte de la provincia.

Palacios de Goda: La torre Almenara nos acompaña en nuestra salida de la provincia de Ávila para entrar en la de Valladolid.

Y el Camino sale de nuestro territorio. El Camino era, es, de ida y vuelta. Importante su componente místico y religioso. Pero no menos importante fue el continuo acarreo de cultura y de conocimiento que sustentó. El Camino de Levante, no lo olvidemos, pasa por Toledo y Toledo fue en su tiempo, el centro neurálgico del saber. Desde Europa venían a visitar a “Sant Iago” y muchos continuaban en busca de otra luz, la luz de la sabiduría que, a través del “Mare Nostrum”, procedía de Grecia y de Roma. La medicina, la arquitectura, la filosofía, toda la ciencia entonces conocida, viajaron hacia Europa pasando por nuestras tierras. Por el camino de Levante. Por esta Senda Peregrina que une dos mares.
Lección de historia
Radio Adaja

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