Maria Moliner, la académica que no tenía sillón
Dámaso, Lapesa y Laín la
propusieron en 1972, pero «esas circunstancias especiales en que
se han desenvuelto siempre los temas que rodean a la presencia
de mujeres en la Academia», en palabras de Miguel
Delibes, impidieron a María
Moliner ser la primera
dama en ocupar un sillón de la docta casa. Algo que recordaría
en su discurso de ingreso, seis años después, Carmen
Conde, a quien cupo
finalmente tal honor ya en plena Transición. La autora del
‘Diccionario de uso del español’, con su elegancia habitual,
nunca acusó de machismo a los académicos que la dejaron fuera,
limitándose a apuntar que si su obra monumental la hubiera
escrito un varón, cualquiera habría dicho en esta circunstancia:
«¡Pero y ese hombre, cómo no está en la Academia!».
(más en El Avisador)
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