El 15 de noviembre de 2024, en el salón de actos de la Casa del Concejo de Arévalo, tuvo lugar la interesante charla-coloquio sobre las misiones pedagógicas, organizadas durante la II República, y que llevaron la cultura, en forma de arte, literatura, teatro, música o folclore, a una inmensa mayoría de los pueblos de España, a una sociedad rural, olvidada por las clases políticas anteriores, que tenía un alto grado de analfabetismo. En la charla intervinieron Fabio López Sanz, miembro destacado de La Alhóndiga de Arévalo. Gran conversador y persona comprometida y afable. Antonino González Canalejo, gran conocedor de la sociedad abulense en muy diferentes aspectos, experto en botánica y cronista oficial de El Barco de Ávila, su querido pueblo. Y Juan Carlos López Pascual, presidente de La Alhóndiga de Arévalo y gran estudioso y conocedor de la historia y el patrimonio de Arévalo y su Tierra. Todas las intervenciones fueron muy didácticas y esclarecedoras, sobre una etapa de nuestra hist...
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“Perpetró una boutade digna de Dalí cuando le pidieron que glosara por escrito los encantos de aquella ciudad que como aspirante a diplomático encarnaba sus ideales. Mientras los otros opositores cantaban las excelencias de París, los parques de Londres, las ruinas de Roma o los palacios de Viena, él redactó una impecable composición dedicada al pueblo de Arévalo”.
“Ya desde la infancia esa pequeña localidad de la provincia de Avila se contaba entre sus lugares más queridos. Recordaba a menudo sus escaparates iluminados, y las tiendas de antigüedades que tanto agradaban a su madre. También le fascinaba el castillo, la Plaza de la Villa, las ermitas, las iglesias. Arévalo era rico en arte mudéjar y aún parecía flotar en sus calles el alma de los antiguos moradores musulmanes. Jaime había descubierto además sus delicias culinarias: el cochinillo, el cocido, las legumbres de la Moraña, los quesos, las tortas las mantecadas. ¡Arévalo!. “¿Existía un destino mejor?”. Quizá no para un espíritu como el suyo. Pero las autoridades académicas interpretaron aquel canto como un insulto y lo suspendieron”.
Todo ésto es lo Jaime Gil de Biedma amaba de Arévalo, como muy bien recoge del libro de Dalmau el colaborador de "La Llanura" José Félix Sobrino en el nº 32 de la revista.
Desde Estación de Encuentro Jaime Gil de Biedma y la Nava, queremos agradeceros el interés que siempre habéis mostrado por la figura de nuestro querido poeta.
Os recuerdo que estaríamos encantados de vuestra visita a la exposición. Os esperamos. Un saludo. Clara