La Historia (II)
Parque Gómez Pamo. Postal. Primer tercio del silo XX |
Algunos
meses antes, en la revista "La Llanura" de octubre de 1928, aparece esta
información: «Proyecto
de ampliación y reforma del paseo de la Alameda; el señor Alcalde explica lo
bien dispuesto que se encuentra el actual Municipio para llevar a su realización
el magno proyecto que ha confeccionado el jardinero-proyectista de Aranjuez,
señor Egea, con el aplauso unánime de la opinión y bajo la protección valiosa
de don Emilio Vellando.
Añade: había dificultades de dinero,
pero parece que éstas se van eliminando por la parte tan activa que el interés
de los señores concejales ha tomado en tan señalado asunto.
El concejal señor Lumbreras conseguirá
ayuda de la Diputación. Esto es todo, lo
bastante para poder realizar el anhelo del pueblo y nuestro: dotar a Arévalo de
un parque que sea la admiración de propios y extraños. Además, el señor López
Revilla propone repoblar las cuestas del Adaja para sanearlas, afianzarlas y
embellecerlas. De momento ―explica el señor Alcalde― veremos la manera de
llevar a cabo la reforma hasta la noria, quedando lo del pinar para otro
ejercicio económico.
El señor Lumbreras expone su labor
realizada en la Diputación, sobre este particular.
Parque Gómez Pamo. Colección Alarde. |
Perotas
vuelve en sus “Cosas de mi Pueblo” a recordarnos algunas cosas sobre el parque y nos aclara que “Isaac Ferrero
Martín también quiso perpetuar el recuerdo del inmortal Gómez-Pamo haciendo en
el parque lindas plazoletas, alegres jardincillos, rústicos asientos, columpios
e ideales pérgolas y, sobre todo y ante todo, subir el agua del Arevalillo:
pero cuando más entusiasmado estaba con sus proyectos, y más dispuesto a
realizarlos, le sorprendió la muerte, y tememos que el perímetro no merecerá
los honores de parque, a pesar de las atenciones y cuidados que le dedica don
Eusebio Cirbán, aventajado discípulo del ex jardinero mayor del Ayuntamiento de
Madrid don Cecilio Rodríguez”.
A
pesar de las atenciones y cuidados que le dedicó don Eusebio Cirbán, discípulo
este de don Cecilio Rodríguez, ya Marolo presintió que el futuro del Parque no iba
a ser nada halagüeño. Aunque es posible que nuestro buen cronista nunca
imaginara hasta que punto sus palabras iban a ser proféticas.
(continuará)
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