El último poema de Jacinto Herrero, sus libros y papeles

Navidad tras Navidad, diciembre tras diciembre, Jacinto Herrero nos enviaba desde hace décadas a sus amigos a modo de felicitación un poema que nunca eran los manidos versos de circunstancia al uso en estas fechas. Eran normalmente reflexiones hondas sobre el paso del tiempo y sobre el renovador sentido de la Navidad. El de este año estaba ya en su casa y en su mesa, preparado para el envío cuando la muerte sorprendió a Jacinto. Por eso se decidió hacer de él un peculiar recordatorio que primero se repartió entre los que visitaron su capilla ardiente y después se entregó a quienes le acompañaron hasta Langa. Es el que ahora se publica en estas páginas.
José Luis Gutiérrez Robledo 
(Enlace al artículo completo en Diario de Ávila)


      Al margen de Teresa

Esta mujer tenía su raíz en la tierra:
tal vez vio al hortelano mullendo los terrones
del breve huertecillo, preparar para el riego
un caz de agua limpia donde beben palomas
de su palomarcito y menudos gorriones
que en el salmo aparecen solos en el tejado;
pían en soledad en busca de refugio
para una Noche larga esperando el Sol nuevo:
contempladlo de frente y quedaréis radiantes.
Ella ha viajado con vientos y tormentas,
vadeado los ríos en viejos carromatos
por llegar a ciudades de noche sin dineros.
-Y no tenemos casa. Conviene no hacer ruido
en esta pobre ruina hasta que no amanezca.


JACINTO HERRERO ESTEBAN
Ávila 14 de octubre de 2011.            

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