Poema
No siento pena por el árbol mutilado
ni por el pájaro que anidará lejos,
ni por la mariposa, ni por la ardilla;
no siento pena por la fuente sedienta
ni por los enamorados que irán a otra parte
a robarse besos;
no siento pena por los viejos que buscaban la sombra
ni por los niños que chapoteaban en los charcos;
no siento pena por ellos.
Siento pena por mí,
porque el día que segaron los brazos del árbol,
robaron al pájaro su nido,
a la mariposa su vuelo y su hogar a la ardilla,
a la fuente su venero, a los jóvenes sus besos,
a los viejos su sombra y su charco a los niños,
mi silencio, el silencio cobarde, huidizo y vacilante,
fue cómplice.
ni por el pájaro que anidará lejos,
ni por la mariposa, ni por la ardilla;
no siento pena por la fuente sedienta
ni por los enamorados que irán a otra parte
a robarse besos;
no siento pena por los viejos que buscaban la sombra
ni por los niños que chapoteaban en los charcos;
no siento pena por ellos.
Siento pena por mí,
porque el día que segaron los brazos del árbol,
robaron al pájaro su nido,
a la mariposa su vuelo y su hogar a la ardilla,
a la fuente su venero, a los jóvenes sus besos,
a los viejos su sombra y su charco a los niños,
mi silencio, el silencio cobarde, huidizo y vacilante,
fue cómplice.
Javier S. Sánchez
De mi próxima obra "Gris de niebla".
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