Epistolario
Carta de Don Quijote de la Mancha, en su retiro, a Sancho Panza su escudero.
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Y vuestra merced créame y, como otra vez lo he dicho, lea estos libros, y verá cómo le destierran
la melancolía que tuviere y le mejoran la condición, si acaso la tiene mala.
Miguel de Cervantes
Miguel de Cervantes
Querido amigo Sancho:
Yo aquí en mi retiro de Santa María del Berrocal, mi pueblo natal, descansando de la ajetreada vida que tuvimos: “desfaciendo agravios, enderezando tuertos, enmendando sinrazones, mejorando abusos y satisfaciendo deudas”.
Ya me han dicho que tú te has aposentado en la famosa Tierra de Arévalo. Tierra de aquel arriero que en tan malhadada hora nos vilipendió en la venta que creímos fuera castillo. Buena tierra, dicen, de buena gente y de buen yantar.
Me congratula ver como practicas el buen uso de la escritura. Sigo con asiduidad tus columnas de opinión en diario de provincias. Alégrame que de algo te hayan servido las buenas enseñanzas aprehendidas en tu gobierno de aquella famosa “Ínsula Barataria”. Algo de tu gloria con la pluma la debes, un poco, a mi buena espada.
No dejo pasar la ocasión para darte, como siempre, algún consejo.
No me parece bien que critiques la subjetividad. Has de saber, amigo Sancho, que la realidad de este nuestro mundo, está tamizada por nuestras particulares percepciones.
―“Nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”― coreó mi buen amigo Machado.
Nuestro tiempo se define por ser la época de la “imagen del mundo”. Parafraseando a Heidegger: “El mundo [es] comprendido como imagen“, de modo que “lo existente empieza a ser y solo es si es colocado por el hombre [o sujeto] que representa y elabora”.
No puedo dejarte pasar tampoco, sin una amistosa crítica, que pidas con vehemencia que haya censura.
No, amigo Sancho, censura no. La censura coarta la libertad del hombre y el hombre debe ser libre.
Podemos orientar, podemos corregir, pero no apliquemos censura. Para que me entiendas te remito a estas sentencias:
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La censura lleva al desconocimiento y el desconocimiento lleva a la ignorancia.
El único bien es el conocimiento y el único mal la ignorancia.
La tiranía de la ignorancia es la más dura y lóbrega de las esclavitudes.
Con la ignorancia armonizan bien los errores.
La ignorancia es la madre del miedo
El único bien es el conocimiento y el único mal la ignorancia.
La tiranía de la ignorancia es la más dura y lóbrega de las esclavitudes.
Con la ignorancia armonizan bien los errores.
La ignorancia es la madre del miedo
Y si estas no te sirvieran aquí te dejo otras de ellas:
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La negación es el argumento favorito de la ignorancia.
El primer paso de la ignorancia es presumir de saber
La enfermedad del ignorante es ignorar su propia ignorancia.
Nada hay en el mundo tan común como la ignorancia y los charlatanes.
El orgullo es el complemento de la ignorancia.
El primer paso de la ignorancia es presumir de saber
La enfermedad del ignorante es ignorar su propia ignorancia.
Nada hay en el mundo tan común como la ignorancia y los charlatanes.
El orgullo es el complemento de la ignorancia.
Unas y otras, amigo Sancho, dictaminadas por hombres seguramente más sabios que tú y que yo.
En fin, sin más consejos que darte por ahora y conforme a lo que suele en estos casos decirse: "amicus Plato, sed magis amica veritas". Dígote este latín porque me doy a entender que después que fuiste gobernador, lo habrás aprendido. Y a Dios, el cual te guarde de que ninguno te tenga lástima. Vale.
Don Quijote, caballero de la Triste Figura.
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Juan Carlos L.
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