Entrevista a Tamara Crespo
"Las cosas no se dicen, se hacen, porque
cuando se hacen se dicen solas"
Javier
López Arenas (Quijotesco avinagrado) *
Tamara
Crespo Pérez, periodista y librera en Urueña (Valladolid). Si no os suena este pueblo
amurallado situado sobre una loma de los montes Torozos, revisad vuestro hábito
de lectura porque es la única Villa del Libro de España.
Regenta
Primera Página, una librería especializada en periodismo, fotografía y viajes.
Una pequeña trinchera que lucha a diario contra gigantes como Amazon.
En esta
aventura en la que he decidido iniciarme con esta serie de entrevistas, creo
que Tamara Crespo era la persona idónea para una revista cultural como es La
Llanura. Si seguís leyendo entenderéis el porqué.
- ¿Por qué Urueña, y por qué Primera Página?
Bueno,
mi historia con Urueña viene ya de lejos. Vine a trabajar a un periódico a
Valladolid en el año 2000 y a comienzos de 2001, en una excursión por la
provincia, conocí el pueblo y me encantó. Fue como un flechazo. Fidel, mi
pareja, y yo, nos compramos una casita y vivimos aquí un tiempo hasta que nos
marchamos a trabajar a Ceuta, en 2004, primero yo y, poco después, él. Siempre
conservamos la casa, los viajes a Urueña y la intención de volver para
quedarnos de nuevo. Ese momento llegó en 2014, y como para entonces Urueña ya
era Villa del libro, decidí abrir la librería, que tiene también mucho de
Fidel, claro. Está dedicada al periodismo, la fotografía y los viajes porque es
a lo que hemos dedicado ambos nuestras vidas.
- A principios de agosto, se cumplirán seis
años desde que decidiste emprender este viaje como librera en Primera Página.
¿Con qué te quedas?
Pues en
estos años, cómo pasa el tiempo…, ha habido de todo, pero la mayor parte,
bueno. Me quedo con todos los amigos, que lo son ya, que he conocido como
clientes de la librería y como asistentes y participantes en las muchas
actividades que hemos organizado hasta justo antes de la llegada del Covid.
También me quedo con el placer de poder dedicarme a descubrir y leer libros, y
con la maravilla de compartir esa pasión con otros. Siempre digo que he tenido
mucha suerte de encontrar no uno, sino dos oficios, que me dan felicidad.
- ¿Cómo lucha Primera Página contra Amazon o
La Casa del Libro? ¿Se puede hacer algo contra estas apisonadoras?
Pues
poco puedo hacer, la verdad, es David contra Goliat, pero mi grito de guerra
cada vez que vendo un libro por internet es ¡Tiembla, Amazon! [risas]. Aunque
suene a fanfarronería, la que no puede competir con una librería independiente
en lo que a libros se refiere es Amazon. No estamos hablando de lo mismo, a
Amazon le da igual venderte un libro que una bicicleta, no sabe de libros, no
prescribe libros, no va a ofrecerte nada que no esté elegido por un algoritmo
programado en función de cosas que no tienen que ver con la calidad de un libro
o el interés que pueda tener para ti. Para su fundador, los libros son un
número, el ISBN, que al crearse le dio la idea de montar el negocio. Por
supuesto, tampoco puede competir incluso cuando las librerías vendemos a
distancia, el trato que yo doy a cada persona que me pide un libro es eso,
personal, igual que si viniera a verme. Solo puedo seguir ofreciendo eso y
esperar que siga habiendo, como hay, lectores que lo buscan. Mientras, también
intento, siempre que puedo, sembrar conciencia del daño que hacen plataformas
como esa a la economía nacional y local, al pequeño comercio en general y, al final,
a la vida de las personas. Es algo que hay que saber para poder decidir en
consecuencia antes de hacer clic.
"La
que no puede competir con una librería independiente en lo que a libros se
refiere es Amazon. (..) A Amazon le da igual venderte un libro que una
bicicleta, no sabe de libros"
- ¿Qué ofrece Primera Página a aquella persona
que decide cruzar su umbral?
Creo que
la librería sorprende porque es algo más, es singular. Hay, en la entrada, una
exposición de fotos de Fidel Raso, un resumen de su trayectoria, también muy
excepcional, como fotoperiodista en España y en el ámbito internacional, en
acontecimientos que forman parte de la historia reciente, como la Caída del
Muro de Berlín o la Guerra del Golfo. También mostramos libros traídos de esos
viajes, suyos y algunos míos, y fotos y objetos de cuatro continentes. La
librería es muy pequeña, pero además de libros, tiene todo eso, es un espacio
con mucha vida, que da pie para quedarse un rato, y para la conversación.
- Por la librería han pasado diferentes
personalidades dentro del mundo de la cultura, entre ellas David Trueba. De
hecho grabó allí parte de su película ‘Casi 40’...
Fue una
de las experiencias más especiales vividas en la trinchera, como me gusta
llamarla. El momento claqueta, ¡acción!…, ver a Trueba, a los actores, Lucía
Jiménez, Fernando Ramallo y Carolina África, crear ese momento cinematográfico
dentro de la librería, fue algo memorable. Siempre me ha gustado el cine, y me
gusta David Trueba, como escritor y como cineasta, así que fue un honor. Todo
surgió de la iniciativa de organizar aquí la presentación de su novela. Yo vi,
entre las novedades editoriales, Tierra de campos y me dije: tengo que traerle.
- ¿Alguna otra anécdota o momento vivido en
Primera Página que te haya dejado huella?
Pues
muchos, de hecho, cualquiera de las presentaciones de libros, cursos y
encuentros que hemos organizado. Todos acaban siendo muy especiales, se generan
vivencias, experiencias, únicas, conoces a gente muy especial. Y la
conversación con quienes nos visitan, esos momentos en los que, como decía,
compartes, aunque sea por un tiempo corto, la pasión por los libros, los
viajes, las fotos, o el periodismo, porque también nos visitan muchos colegas.
- He tenido el privilegio de visitar esta
librería en varias ocasiones, y algo que siempre me fascina y me atrapa es el
hecho de que la música siempre está presente. ¿Se debe a la melomanía de la
librera o va dirigida de forma exclusiva para el gozo de todo aquel que entra
en Primera Página?
Pues la
música es algo que siempre me acompaña, desde que era una niña, estudiaba con
música, en la universidad, lo mismo…, trabajando, en una redacción, siempre que
he podido, he escuchado música con cascos mientras escribía. Entre las primeras
cosas que compré para acondicionar la librería estuvo una minicadena. Luego,
como escucho más música en Spotify que en CD, la retiré y lo que se oye ahora al
entrar sale de los altavoces del ordenador. Como uso mucho las redes sociales y
Spotify lo es, también comencé a hacer listas de la librería para compartir.
Ahí sí entráis ya los visitantes, que a veces, hacéis aportaciones y
comentarios. Decidí, para ponerles un límite, que las listas tuvieran 211
temas, como el kilómetro de la autovía A6 en la que está ubicada la salida a
Urueña. Voy, vamos, porque como te digo, también tienen algo de colectivas, por
la cuarta.
- Esa pasión por la música y los libros no
parece casual. Aparte de ser librera, colaboras en RNE en el programa 'Entre
dos luces' con tu sección 'El Club de Lectura'. ¿Cómo surgió la idea de crear
ese binomio perfecto: libros y música?
Pues la
idea surgió de una actividad de la librería. Invité al periodista Carlos Santos
a presentar aquí su novela Avión Club. Una historia de los 80, que entre otras
cosas, tiene mucha música. Mientras la leía, comencé a hacer una lista con la
música que mencionaba, de todos los géneros y épocas, porque el protagonista es
un pianista, y me salieron la friolera de 170 temas, ¡11 horas de música!
Carlos debió pensar que estaba un poco loca, pero cuando se lo dije, escogimos
diez y las pusimos durante la presentación, en la que emulamos a aquel bar
mítico de Madrid. El caso es que cuando le encargaron la creación y dirección
de un programa de música en RNE se acordó de mi para hacer una sección de
libros a la que imprimir mi sello y…, de ahí lo de sacarle la BSO a los libros.
Es un trabajo arduo, pero apasionante, estoy encantada, porque me gusta la
radio, me gusta el programa tan especial que ha creado Carlos, me gusta el
resto de compañeros que colaboran…, y el hecho de poder mezclar, como dices,
esas dos pasiones, los libros y la música, y de seguir aprendiendo.
- Centrémonos ahora en tu época como
periodista. Tu trayectoria en el gremio ha sido variada tanto de lugares como
de medios. Iniciando ese camino en 1994 en El Mundo del País Vasco, pasando por
Valladolid, hasta llegar a los periódicos de Ceuta y Melilla, para luego
regresar de nuevo a Valladolid. ¿Cómo valoras tus más de 20 años de profesión,
y qué diferencias encuentras con el periodismo actual?
Uf, este
tema da para una tesis doctoral, pero podría resumirlo en que el periodismo que
conocí, que tuve la suerte de conocer y ejercer sobre todo en mis comienzos, el
que han ejercido generaciones anteriores de periodistas como Fidel, apenas
existe hoy. Ahora solo quedan islas, algunos medios o, más aún, algunos
periodistas, que hacen lo que pueden por sostener el estandarte de la
independencia y la honradez que requiere el periodismo. Hay que saber discernir
y valorar eso, y la sociedad creo que no está preparada, cada vez lo está menos
con la confusión que generan hoy las redes. Además, intentar averiguar dónde esta
el rigor, la información bien hecha, requiere un esfuerzo que no todo el mundo
está dispuesto a hacer. Nuestra profesión está muy desprestigiada con razón y
también sin ella, cualquiera cree estar en disposición de juzgar un trabajo
periodístico.
Por mi
parte, puedo decir que he tenido la suerte de trabajar todo ese tiempo en lo
que me gustaba, he pasado por periódicos grandes y pequeños, he ejercido en
lugares muy diferentes y estimulantes de España y también he tenido la máxima
responsabilidad, me he hecho cargo de dos periódicos como subdirectora y
adjunta a la dirección. En la prensa existe aún un «techo de cristal» para las
mujeres a la hora de acceder a cargos directivos, así que creo que puedo estar
satisfecha, la pena es haberlo tenido que dejar con toda esa experiencia
acumulada, pero eso es algo que, por desgracia, les ha pasado a muchos colegas.
Las redacciones están faltas de veteranía y hay muchos veteranos, profesionales
muy valiosos, retirados antes de tiempo.
- En una ocasión me comentaste que uno nunca
deja de ser periodista, ¿sigues pensando lo mismo?
No,
claro, no se deja porque es una forma de ver, de mirar el mundo. Por desgracia,
ves las cosas tan de cerca, tan por dentro, que quema. Quema mucho estar en los
peores sitios, que son aquellos en los que debe estar un periodista, quema
mucho molestar al poder, molestar a mucha gente, que también es algo que hace
el periodismo cuando se hace bien. A veces es un oficio de mucha soledad, pero
a la vez, te da eso, una visión tan directa de tantas cosas que es el mejor del
mundo. Lo malo
Cuando
no ejerces es que te encuentras noticias, información interesante, y ya no las
puedes contar en un medio. Pero bueno, el mono se te pasa cuando te acuerdas de
lo duro que era también [sonríe].
-Tú, que cada día te ves envuelta y rodeada de
miles de libros e historias, dinos uno que te haya fascinado o que suelas
recomendar.
Es muy
difícil elegir un solo libro, a mí me resulta imposible, hay muchos que me han
fascinado. Por eso voy a decirte el último que he leído y me ha impresionado,
son dos, de la misma autora, Emilia Pardo Bazán, Dulce dueño, la última novela
que escribió, y otro que recoge sus crónicas de la Exposición Universal de
París y algunos otros viajes, Al pie de la Torre Eiffel, editado por La Línea
del Horizonte. Pardo Bazán era periodista, fue una pionera, es impresionante
comprobar la libertad con la que escribía, la defensa que hacía de la mujer en
aquel tiempo, lo culta, cultísima que era, ese sentido del humor, su ironía, su
inteligencia, al fin. Una delicia que recomiendo, porque además, este año hay
una excusa perfecta, la conmemoración del centenario de su muerte. Hay que leer
y celebrar a escritoras como ella siempre.
- Como sabes, esta publicación es arevalense.
¿Has visitado Arévalo en alguna ocasión?
Sí, sí,
pero me encantaría volver. Siempre me ha gustado mucho conocer mi entorno. A
veces, se nos pasa por alto el más cercano, pero así como puedo decir que he
visitado prácticamente todos los pueblos de la provincia donde nací, Bizkaia, y
mucho, por ejemplo, el norte de Marruecos tras mi paso por Ceuta y Melilla,
también conozco muchos pueblos de Valladolid, Zamora y Palencia, y he intentado
también visitar otros lugares de
Castilla y León que, por cierto, es -como Arévalo- una comunidad riquísima en
patrimonio histórico, y que también puede presumir de un rico patrimonio
natural.
- Eduardo Galeano escribió que “Mucha gente
pequeña, en sus lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el
mundo”. ¿Crees que Primera Página podría ser uno de esos lugares pequeños que
pueden cambiar el mundo?
No
aspiro a tanto, sería pecar de soberbia [ríe], pero me gusta mucho esa frase de
Galeano, me gusta defender la utopía. Uno de mis lemas es «primero hay que
soñarlo» y otro «las cosas no se dicen, se hacen, porque cuando se hacen se
dicen solas». Procuro predicar con el ejemplo, luchar, en la medida de mis
posibilidades, por aquello que defiendo. A veces, es solo una cuestión de
conciencia, que bastante es, pero en ocasiones, de vez en cuando, se consiguen
pequeñas cosas y, sobre todo, lo más importante, en el camino encuentras a
personas con las que compartir ideales, preocupaciones y alegrías y de las que
aprender.
Febrero de
2021.
*
Entrevista completa de Javier López a Tamara Crespo, publicada parcialmente en
el número 142 de la revista La Llanura de Arévalo, correspondiente al mes de
marzo de 2021.
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