Subida a los Castillejos
La primera parada antes de iniciar el ascenso. |
A las 8:45 en punto, ni
minuto antes ni minuto después, salíamos de la muy noble, ilustre, leal y
humanitaria camino de la muy amurallada ciudad de Ávila. La cita era a las
10:00 en el lugar en el que, según cuenta una leyenda de dudoso fundamento, la
de Ahumada sacudió las zapatillas.
A las 9:40 en punto
estábamos allí. Éramos los segundos en llegar de forma que, luego de presentarnos
a nuestros guías dejando constancia de nuestra presencia, nos marchamos a
tomar un café al cercano bar.
Entre el primer y el segundo recinto. |
Un corto viaje en coche
de unos 25 minutos nos lleva hasta la finca del Cid en Sanchorreja. Dejamos en
este lugar los coches y comenzamos el paseo que nos va a llevar al cerro
amesetado en el que se encuentra el castro. Primeras explicaciones. Qué vamos a
ver, quiénes hicieron las primeras excavaciones…
A poco de iniciar la
marcha nos adelanta un tractor con su correspondiente remolque. En él, algunos
de nuestros compañeros de excursión, se han subido y realizan parte del
trayecto cómodamente sentados en las “pacas” de paja que van a servir de
alimento a la manada de vacas que pastan en los prados.
El vértice geodésico. |
Al poco iniciamos ya la
subida. Al principio subimos conversando animadamente, pero la cuesta, cada vez
más pronunciada hace que poco a poco la charla se vaya tornando en jadeos
sibilantes.
Por fin llegamos casi
arriba. Se nos muestran el primer y el segundo recinto. El amurallamiento no es
como los de Ulaca, Cogotas o La Mesa. Las puertas tampoco. No hay esviajes.
Las vistas son magníficas.
El día es soleado y la temperatura es agradable.
Pasamos por los restos de
las tres excavaciones que se realizaron en los años 80. En la última, Jesús,
nuestro guía, nos indica que vamos a acercarnos al lugar en que puede que estén
los muertos, la posible necrópolis. Es
aquí, precisamente aquí, cuando uno de los alumnos, el típico listillo “gafapasta”
pregunta: “¿No hay aquí un resto de una posible torre, según he leído?”.
En la necrópolis. |
La zona de la necrópolis
está dividida en dos espacios separados hoy por una alambrera o valla metálica
que hace como de puertas al campo. Jesús nos da cumplida información sobre lo
que pudo ser el crematorio y el cementerio. No aparecen huesos en las fosas,
solamente restos de cerámicas rotas y siempre incompletas y cenizas.
Al fondo el Zapatero, la Cancha Morena y el Risco del Sol. |
Regresamos al recinto del
castro y el guía, junto con algún que otro rezagado comen sus bocadillos. Muy
tarde almorzaban estos pre-vettones.
Comenzamos el descenso. Disfrutamos, ahora de frente, de las excepcionales vistas. Las formaciones rocosas nos muestran sus
caprichosas formas.
La esfinge caballera |
La visita ha sido estupenda.
Volveremos a vernos, no os quepa duda.
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