Sobre San Vitorino

La devoción por San Vitorino vino de mano de los Jesuitas.

El día 10 de septiembre de 1610 el Ayuntamiento de Arévalo declaró patrón a San Vitorino y festivo el 7 de julio.

Según la tradición cristiana, San Vitorino Mártir un ciudadano romano, hermano de San Claudio y tío de San Sinforiano, convertido a la Fe, al igual que sus parientes influidos por las predicaciones de San Sebastián.
Lo prendió en la ciudad eterna el prefecto Fabiano, quien lo condenó a morir lanzado al mar con grandes pesas. Los cristianos rescataron su cuerpo y lo dieron sepultura en las catacumbas de San Sebastián. En ese lugar permanecieron sus restos hasta el año de 1606, en el que con la autorización del Papa Pablo V, el jesuita Hernando de la Bastida lo encontró y lo trajo a España.
Con posterioridad, y a instancia del también jesuita Ricardo Haller, que era confesor de la reina Margarita de Austria, el cuerpo se entregó al colegio que la Compañía de Jesús tenía en Arévalo bajo la advocación del apóstol Santiago el día 14 de octubre de 1608.
De esta la Compañía de Jesús ha sido la congregación que trajo a la ciudad arevalense las reliquias del que es el patrón, y al que se dedican las Ferias y Fiestas desde que el Ayuntamiento, tras una consulta popular, decidiera trasladarlas al mes de julio.
Una vez que las reliquias del santo estuvieron en Arévalo, el rector del Colegio de Santiago, Justo de Guevara, solicitó ayuda a la entonces villa y a su Tierra para que se pudiera colocar un sepulcro digno en la iglesia del centro.

Festejos
Inmediatamente el concejo de Arévalo, en agradecimiento a la Compañía de Jesús por haber depositado en la villa los restos del mártir romano, acordaron celebrar fiestas, tanto de carácter religioso como profano.
En cuanto a los actos religiosos, consistieron, fundamentalmente, en una importante procesión, con la presencia de todos los clérigos de la jurisdicción, erigiendo un arco triunfal, y seis andas para elevar las reliquias del santo.
En cuanto a las fiestas profanas, la tradición se cumpliría una vez más con los ritos arevalenses. Se tenía previsto desarrollar comedias y se programó correr seis toros. Además se celebrarían luminarias y actuaciones musicales al gusto de la época.
Para la celebración de estos festejos, la villa, el arrabal y la Tierra se tendrían que gastar 2.000 ducados, una cantidad importante, que finalmente no se concedió debida a la precaria situación económica.
Los jesuitas siguieron intentando que se desarrollara la fiesta, esta vez conjuntamente con el Corpus, pero no se llegó a realizar.

Patronazgo
La importancia que tuvo para los arevalenses de principios del siglo XVII que en su localidad se custodiaran los restos de uno de los primeros cristianos del imperio romano, que murió mártir al no repudiar de la fe que había adquirido con las predicaciones de San Sebastián.
De esta forma el 7 de julio de 1609 se celebra por fin la festividad de san Vitorino y se desarrolla una procesión, la cual fue muy lucida y acompañada por gran parte de la población, ya que se pedía que el mártir fuera el patrón de la localidad.
El Ayuntamiento de la villa, el 10 de septiembre de 1610 acordó recibir como patrono a san Vitorino Mártir, acompañando así a los otros patrones que tenía en la época como Nuestra Señora de la Encarnación, San Martín, San Sebastián y San Fabián. De esta forma se cumplía el edicto dispuesto por el Obispo de la Diócesis de Ávila el 29 de agosto del citado año, concediendo fiesta religiosa el día siete de julio y cuarenta días de perdón.

FERNANDO G.MURIEL

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