Quod natura non dat…
Madrugoncillo. A las 8,30 en el Mila a coger el autobús. Ante la duda de que vayamos más excursionistas que plazas tiene el vehículo, decidimos seguir a éste en el nuestro hasta la vecina Madrigal. Llegamos a la parada en Casa Lucio. Nadie de Madrigal espera. Se nos hace raro que, de los doce o más que iban a ir a la excursión, ninguno haya comparecido. Pasadas las nueve llamamos a Rai. ― ¡Oye Rai, que aquí en Madrigal no hay nadie! ¿A qué hora habíais quedado? ― A las nueve menos diez. ― Pues no hay nadie. ¿Tú dónde estás? ― En Peñaranda. Aquí os espero junto a mi coche. ― Para allá vamos. Luego de algunos kilómetros suena el móvil. Es Rai de nuevo. ― ¿Dónde estabais esperando? ― Junto al bar de Lucio. ― ¡No! ¡No!. Ellos esperaban al autobús en el parque del Descubrimiento, junto a la puerta de Arévalo. Hay que volver. Llegados casi a Rágama nos toca dar la vuelta y regresar a Madrigal a recoger a los allí se nos han quedado. Pasados unos minutos p...