Memoria mudéjar

Fue hacia 1975 cuando, recién terminada mi licenciatura y recorriendo los pueblos de La Moraña, comencé a interesarme por la más singular página del arte español, por el mudéjar. Visitaba templos, casas y palacios, poblaciones sorprendentes en las que hermosos edificios pregonaban un pasado común de las tres religiones del Libro. Un pasado que hoy pienso que ni conoció tantos enconados enfrentamientos como entonces se postulaba, ni la idílica convivencia que se propugnó después, pero que nos legó piezas señeras de nuestra arquitectura.
Hoy, pasadas casi cuatro décadas y muchos estudios y proyectos mudéjares, debo por un lado certificar todo lo mucho que se ha hecho por la conservación de ese patrimonio, pero señalando que todo ello no ha sido suficiente (Orbita y una larga lista de lamentables restauraciones son testimonio de ello) y levantando acta de lo mucho que queda por hacer y no admite más demora. 
De lo último tratan estas líneas en las que repito ideas parcialmente compartidas con colegas con los que he tratado de la conservación de este patrimonio (Ignacio Hernández, Isabel López y Raimundo Moreno) y que ya he expuesto muchas veces, sin mucho éxito a fe mía, esperando que ni me ocurra como al herrero de Mamblas, que de tanto machacar olvidó el oficio. Ideas que arrancan de un doble punto de partida: el considerar la herencia mudéjar como un legado que heredamos en usufructo de nuestros antepasados con la obligación de pasar íntegro su contenido a quienes nos sucedan y el insistir en debe darse prioridad a lo patrimonial y cultural sobre lo económico y turístico, sin que ello suponga despreciar las inmensas posibilidades de desarrollo que laten en la explotación turística de ese patrimonio. 
En estos años en forma de manifiesto, de conferencia, de artículo, ensayo o de libro he ido organizando un esquema de trabajo o una especie de hoja de ruta o programa de futuro para el mudéjar que he fijado en mi colaboración en el libro Memoria mudéjar de La Moraña, editado por el proyecto Leal. Tal propuesta, en la que debe implicarse a toda la población y a todas a las administraciones y asociaciones, se concreta en dos áreas que no son estancas:

Área Cultural:
-Realización de un catálogo académico y multidisciplinar de todo el mudéjar.
-Publicación científica sobre todo el mudéjar, que esté también en la red, y admita ampliaciones.
-Portal mudéjar en Internet, que recoja también el mudéjar no abulense.
-Centro de documentación y estudios mudéjares, claramente multidisciplinar.

Área de Gestión:
-Crear un organismo de gestión conjunta de todo el patrimonio mudéjar de La Moraña en sus aspectos culturales, de conservación y restauración, y turísticos. Todo ello bajo una marca del tipo Moraña Mudéjar.
-Asociación de amigos del mudéjar de La Moraña.
-Hermanamiento entre Arévalo y Madrigal, y de estas poblaciones con otras villas mudéjares de Castilla y León.
-Hermanamiento de Arévalo y Madrigal con las poblaciones mudéjares de España.
-Impulsar una Red de lugares mudéjares, una Red Mudéjar.
-Comenzar a impulsar la declaración de Patrimonio de la Humanidad del mudéjar de La Moraña.

Un programa que se basa en el riguroso conocimiento de ese legado, que asume que como hombres cultos debemos asegurar su conservación, y no olvida que en ese pasado mudéjar está una de nuestras mejores opciones de futuro.

José Luis Gutiérrez Robledo

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