Marolo Perotas
Nuestras comarcas no tienen que envidiar a otras en cuanto a personajes de importancia de primer orden. Aquí han nacido, han vivido y por ellas, también, han pasado reyes y reinas, importantes religiosos, egregios escritores y poetas.
Pero hoy vamos a hablar de un personaje que aún no siendo de los más importantes, de esos de mucho renombre y autores grandes obras, sí llego a ser muy conocido no sólo en toda nuestra comarca, también lo fue, y mucho, fuera de ella. En muchos lugares de nuestro país han oído hablar de este personaje y a través de él, de Arévalo y su Tierra.
Nos referimos a Marolo, sí, habéis leído bien, Marolo que no Manolo, Marolo Perotas Muriel. Este popularísimo personaje tuvo a bien nacer en Arévalo un 23 de abril de 1896. El día en que en Castilla y León conmemoramos por un lado la fiesta del libro y por otro, que diría él mismo: “la fiesta con la que celebramos que tal día del 1521 las tropas comuneras fueron derrotadas por el ejército imperial de Carlos I."
Era hijo de Luciana Muriel y de Alfredo Perotas y hermano de María España, Electa, Palmira y Elpidia. Único chico, por tanto, de cinco hermanos.
Coinciden sus años más jóvenes con esa época memorable, con ese renacimiento cultural que se dio en Arévalo coincidiendo con el desarrollo económico de finales del siglo XIX y primer tercio del siglo XX. Su acomodada posición, su padre es industrial y comerciante, pertenece, pues, a la incipiente burguesía de nuestra comarca, le permiten participar de los proyectos culturales y periodísticos que se dan en la ciudad en aquellos años.
Colaboró en la primera época del semanario La Llanura. Han llegado hasta nosotros noticias de que, hacia 1923 y por discrepancias ideológicas, el cuadro de redacción se disgregó, y continuaron en el proyecto periodístico José Sáez, Hernández Luquero, Julio Escobar y el mismo Marolo Perotas. En 1926, en la reaparición de la prestigiosa publicación, Marolo fue su Redactor Jefe. Desaparecida La Llanura en marzo de 1929, Perotas siguió prestando su ágil y satírica pluma a otros noticieros, al tiempo que imprimía anualmente, y siempre coincidiendo con las ferias de Arévalo, sus pequeños catálogos publicitarios de elaboración propia, en los que además de divulgar su actividad comercial, incluía en ellos alguna de sus campechanas coplas relatando lugares, vidas y costumbres de estas tierras que fueron para él tan queridas.
La actividad literaria de Marolo tiene dos vertientes distintas pero inseparables. Se complementan una a la otra. La más conocida de esas dos facetas se resume en palabras de Emilio Romero que vino a decir que nuestro personaje era un coplero, es decir que: era persona que componía coplas, jácaras, romances y otras poesías.
Hace letrillas dedicadas a la feria, a los encierros y capeas, a los partidos de pelota, a la gastronomía. Con sus “Rimas Callejeras” repasa de forma admirable los rincones, lugares, establecimientos, la historia y los personajes de la tierra, las costumbres, incluso las cualidades más íntimas y simpáticas de sus amigos y contertulios. En una serie de ellas, que titula “Figuras del Círculo”, viene a describir, con esclarecido detalle, las cualidades físicas, los atuendos e incluso las manías de los habituales de esta sociedad cultural de gran raigambre en Arévalo y en toda la Comarca. De todos es también conocida esa otra rima en las que, de forma magistral, relata las setenta maneras, ni una más ni una menos, de decir: “borrachera” o aquella coplilla en la que enumera a todos y cada uno de los presentes en una capea en Arévalo, nombrando a todos y cada uno de ellos… por su mote.
En cuanto a su prosa nos llega a partir una serie de artículos que dio en titular: ‟Cosas de mi Pueblo”. En ellos, y en forma de amena crónica, se encarga, en las páginas del periódico mensual “Arévalo” que se editó en el Hogar de nuestra ciudad en Madrid entre los años 1952 y 1963, de recorrer las calles y lugares de Arévalo, describiendo de forma magistral lo que entonces veía y aderezándolo, además, con una enorme cantidad de historias, leyendas, chascarrillos, curiosidades, e incluso, personajes que vivieron a pasaron por allí. La importancia de estos escritos radica en que han supuesto, en verdad, una excepcional y magnifica crónica de su tiempo y de tiempos anteriores. Nos relata en muchas de sus “Cosas…” detalles históricos, curiosas leyendas, descripciones de nuestro patrimonio histórico desaparecido y otros muchos detalles que sin sus escritos y coplas, probablemente habrían caído en manos del inexorable olvido.
Adelardo Gómez Tey, miembro del conocido entonces como Parnasillo Castellano, dice de él entre otras cosas:
¡MAROLO! Viviente archivo
de remotísimos datos
en él va buscando a ratos
de su crónica el motivo.
Es de Arévalo cautivo
pues está en sus muros preso,
es un cronista por eso
por amarle con largueza…
Él lo lleva en la cabeza
y en el corazón impreso.
A lo largo de su vida tuvo que pasar por momentos críticos y muy dolorosos. Él mismo sufrió represalias por su ideario político y debemos recordar que a su cuñado, el maestro Daniel González Linacero, de quien ya hemos hablado aquí, se lo llevaron detenido en agosto de 1936 y lo asesinaron en una cuneta, cerca de Olmedo.
Nuestro hombre murió un 27 de mayo de 1969. La imagen del personaje…
de los de capa y sombrero
y chalina de poeta.
Laborioso y jaranero
español universal
erudito y caballero
porte y garbo, gracia y sal …
se nos perdió, ese triste día, para siempre.
Y ya fallecido, su legado sufrió dos momentos especialmente funestos. El primero ocurrió cuando sus herederos entregaron a un abogado, relacionado con nuestra ciudad y residente en Madrid, una gran cantidad de documentos originales, escritos, fotografías, cartas, y otros objetos. Pretendía aquel, según dijo, elaborar una edición impresa de la obra del escritor. Todo lo prestado desapareció y los herederos del abogado, al parecer, ni saben, ni quieren saber nada sobre el asunto.
Aciago fue también el día en que, en fechas previas a las obras de rehabilitación del viejo “Almacén de vinos y vinagres”, antigua “Tasca de Perotas”, los pocos documentos que quedaban suyos, incluidos ejemplares de La Llanura y otros periódicos en los que Marolo había participado, fueros saqueados.
Pablo Utrera, maestro nacional de Andújar (Jaén), terminaba un precioso escrito titulado “Desde Andújar…, con admiración” y que fue publicado en el año 1994, lo siguiente:
“Estad seguros de que en las posadas del cielo, Marolo, tendrá una hermosa tarea: la de aventar por los mundos…, la luz del idioma castellano… Y esto lo afirmo porque ya hay lluvias de vocablos viejos, sobre las frentes tiernas de los niños del sur… Y han llegado, como siempre, de Castilla, voceados por Marolo a quien Dios ha dado gloria y los hombres deberán hacer justicia…”.
Como muchas veces ocurre, han de ser los de fuera los que han de venir a hacer elogio de las bondades de nuestras cosas, de nuestras gentes. Y mientras tanto, nosotros, seguimos alentando su olvido.
A partir de aquí, nosotros al menos, creemos preciso que la obra de este popularísimo personaje debe ser difundida de la forma más amplia posible. Por ello, desde nuestra asociación, estamos trabajando en la recopilación de sus escritos y en la próxima edición de un libro con la prosa y el verso de Marolo Perotas Muriel.
Lección de historia
Radio Adaja - 1/diciembre/2010
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