Segundo Bragado

Segundo Bragado Javier S. Sánchez Anochece Arévalo cuando madruga la poesía de Segundo, esa poesía “niña” que se ofrece en “Gotas de lluvia” como un llanto fresco que despierta al primer poeta que fue y que nunca dejó de ser. Uno tras otro, dejamos que fluyan sus versos limpios en nuestras entrañas, con verdadero cariño y complicidad. “Así, poquito a poco, al igual que el antiguo labriego empuñaba la mancera de su arado, y con la vista puesta en el horizonte trazaba la besana, así quiero yo trazar sobre tu tierra mis primeros versos”. Poesía natural, de naturaleza, que se encumbra sobre el llano mostrando la horizontal del trigo y la vertical del místico que ha bebido la esencia de la propia tierra para convertirse en el “poeta mesetario”. En sus noches de infancia bebió en las fértiles fuentes de la poesía tan humilde como profunda: Machado, Bécquer, Juan Ramón, Tagore… Y, ¡cómo no!, Don Nicasio....