Las Tortugas Gigantes del Terciario

Permitidnos hoy remontarnos más allá de las historia. Allá lejos, en un tiempo en que las tierras que hoy ocupamos conformaban un paisaje de sabanas en las que convivían pequeños caballitos (Hipparion), rinocerontes, jiráfidos, etc., en la base del Mioceno Superior, hace unos 11 millones de años. En estas tierras habitaban también esas tortugas gigantes de las que hoy vamos a hablar.

Recorte del semanario Democracia de fecha 7 de mayo de 1933
Ya en 1933 ―hemos encontrado referencias en prensa local de aquella época― el profesor del Instituto Elemental de Segunda Enseñanza de Arévalo Don Álvaro Martín Alonso, encontró, junto con sus alumnos, restos fósiles de estos quelonios y puso en conocimiento de ello al, entonces eminente, paleontólogo José Royo y Gómez.
Este último nos relata de la siguiente forma el hallazgo: “Pero este verano nos fue amablemente comunicado por D. Álvaro Martín Alonso, profesor del Instituto Elemental de Segunda Enseñanza de Arévalo, el descubrimiento hecho por él y por sus alumnos, de diversos restos de vertebrados en los escarpes del río Arevalillo y del Adaja.
Acompañados por él, y por el preparador del Museo Sr. Vargas, tuvimos ocasión de visitar los yacimientos a final del pasado mes de agosto… Estos trabajos de exploración van a ser seguidos de los correspondientes de excavación, lo que nos permitirá hacer un estudio más detallado de la geología de aquella comarca y de los restos fósiles que allí aparecen. De momento no nos queda más que hacer constar nuestro agradecimiento al Sr. Martín Alonso, quien ha llevado su gentileza a regalar al Museo Nacional de Ciencias Naturales los restos de Testudo e Hipparion encontrados por él y sus alumnos

En el boletín de la Sociedad Española de Historia Natural encontramos más referencias sobre estos descubrimientos. Con el título de Las grandes tortugas del Seudodiluvial castellano del mismo José Royo y Gómez podemos leer lo siguiente: “Arévalo (Ávila).-La excavación de los ejemplares la llevé a cabo en los últimos días del mes de octubre de 1933, ayudado por nuestro consocio Sr. Sos y por el preparador Sr. Vargas.
Fotografía de uno de los ejemplares encontrados en 1933
En el escarpe de la ribera izquierda del Arevalillo, frente a la casa Vista Alegre y en una extensión que va desde la casa de Machín a la de Párraces, había señalado ya en la exploración primera, además del ejemplar de Testudo descubierto por el Sr. Martín Alonso, otros dos situados al mismo nivel, o sea a unos 18 metros por debajo del borde superior de la ribera.”
En este mismo boletín encontramos un serie de dibujos detallados de los ejemplares descubiertos y en la últimas páginas del mismo unas excelentes fotografías en blanco y negro de los ejemplares de tortugas gigantes encontrados.
Importantísimo documento. Sobre todo y de forma fundamental porque, por la información que nos ha llegado, estos restos fósiles desaparecieron en el contexto de nuestra guerra civil. Es, pues, el único documento gráfico que nos permite ver cómo eran aquellos fósiles de tortugas gigantes que se encontraron en Arévalo.

Años después, en 1967, un grupo de alumnos del colegio de Maristas de Arévalo, encontraron en las laderas del Arevalillo y cerca de La Lugareja un nuevo yacimiento de restos fósiles procedentes del Mioceno. Entre los restos conviene destacar los de un Hipparión (pequeño caballito) y una nueva tortuga (Testudo Bolivari) además de otra de pequeña talla, posiblemente del mismo género.
Estos ejemplares terminaron en el Instituto de Paleontología de Sabadell donde actualmente están expuestos.

Ejemplar encontrado en 1967 cerca de La Lugareja
En 1980 se encontró otro ejemplar fragmentado, también en los escarpes del Arevalillo. Fue extraído por la Universidad de Salamanca, y se trata de un macho (Stus 2414) que está determinado como cheirogaster richardi, siendo el neotipo de su especie, por haberse perdido el holotipo durante nuestra guerra civil.

En 1985 Ildefonso Armenteros descubrió cerca del cementerio de Arévalo otro ejemplar macho (Stus 5137) que mide 117 cm. de longitud.

En octubre de 1989 se descubrieron en la autovía A-6 y junto al río Adaja los indicios de una nueva gran tortuga. La Universidad de Salamanca se encargó de la excavación. El caparazón mide 1,06 x 0,77 m. y su altura mayor es de 0,5. Se trata de un macho inmaduro y está numerado como Stus 8373.

Estos últimos ejemplares estudiados de forma amplia y detallada por el prestigioso profesor D. Emiliano Jiménez Fuentes, se encuentran actualmente en la Sala de las Tortugas de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Salamanca.

Fotografías de todas ellas se pueden contemplar, asimismo, en la Sala de las Tortugas del Museo Virtual que nuestra Asociación Cultural mantiene en internet y que nos han sido facilitadas por los diversos museos en los que actualmente se encuentran los restos fósiles de estas tortugas gigantes que pisaron, hace once millones de años, estas mismas tierras que en las que hoy habitamos nosotros.

Lección de historia
Radio Adaja - 12 de enero de 2011

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