Secundarios

Durante un buen rato los secundarios nos convertimos en los auténticos protagonistas.  Juan nos enseñó la forma de hacerlo. Su exquisito talento, su buen humor y su fina ironía nos llevaron por los recovecos de su novela, mezclando personajes ficticios con esos otros que, aquí mismo, en su Arévalo y en el nuestro, todos hemos conocido en este y en otros tiempos.
Entrañables hombres y mujeres y sus historias, que, no por haber sido a menudo repetidas, nos resultan menos simpáticas y graciosas. Personas todas que han llegado, con el paso de los años, a formar parte indeleble de nuestra memoria colectiva.
Y allí estábamos, en la sala, riendo a veces, escuchando atentamente otras, mientras Juan nos hablaba de las causas, los orígenes, las formas, algunos de los diálogos e incluso las motivaciones de esos secundarios que nos muestra en su novela.
Un poco antes, Luis, su hermano, nos había prestado pequeños retazos de la vida y de la obra de Juan; sus aventuras infantiles, sus correrías siendo ya un joven estudiante, su etapa en el instituto, sus años de universitario, su trabajo, su novia y actual esposa, su trabajo, su familia, su vida actual. Luis, con la experiencia que confiere el conocimiento de las cosas y los hechos, nos puso en contacto con Juan, nos abrió, un poco, el camino para lo que vendría a continuación.
Y luego, entre fragmentos serios y anécdotas cotidianas, aderezadas todas con el incomparable humor del autor de la novela, llenamos momentos de reflexión y también reímos; reímos a carcajadas con las simpáticas historias que Juan vivió en su propia historia y que compartía ahora con nosotros. Nos hizo ser durante un buen rato protagonistas. Nos hizo dejar de ser durante un buen rato secundarios.
Al final, después de unos minutos de profundas reflexiones, pergeñó una breve semblanza de dos personas que le influyeron de forma notable en su vida. Una semblanza de dos de sus mejores amigos. Dos amigos que hace catorce y tres años, respectivamente, desaparecieron. Uno en un accidente de tráfico, el otro frente a un ordenador. Las palabras se entrecortaban en su boca al tiempo que la sala se cargaba de un hálito de sentimientos. Os juro que algunos lloraron emocionados. Y otros, otros conteníamos las lágrimas. Un fuerte nudo nos atenazaba la garganta.
Y, ya os digo: durante un buen rato dejamos de ser secundarios y nos convertimos en protagonistas en una sala repleta de emociones.
Fotografías de Mario Gonzalo

Comentarios

Luis ha dicho que…
Quiero agradecer a la Alhóndiga la labor que hacen por la cultura y el patrimonio. Actos como la presentación de la novela "Secundarios" lo demuestran. Gracias a la Alhóndiga pudimos oir lo que Juan tenía que contarnos de su obra y reir a carcajadas y llorar de emoción por las experiencia vividas.
Anónimo ha dicho que…
Yo solo espero y deseo, que Juan y toda esta gente siga siendo de Arévalo, y que nos lo recuerde de vez en cuando. Esta Gente no se puede perder ni disipar, hay que mantenerla como sea, cueste lo que cueste. Aunque su vida ahora esté fuera, que se siga sintiendo de aquí; y esto, la gente de Arévalo, tiene que trabajar mucho. Enhorabuena a Juan, Luijo, a Cesar y a Candelitas.
¡ Ah ! y chincharos que no voy a decir quien soy
Anónimo ha dicho que…
ARÉVALO:ACEPCIONES PARA UN DICCIONARIO APÓCRIFO (a completar por el lector)
JOSÉ FÉLIX SOBRINO
(...)
16.- Se dice de lo que no se puede nombrar porque no está en ningún diccionario, ni siquiera apócrifo. Lo que tu y yo sabemos. Poderoso vínculo que nos une a través de una extraña forma de intimidad, pese a que probablemente nunca lleguemos a conocernos.
Mad66 ha dicho que…
Jajajaja, Anónimo te delata el "chincharos", eres de Arévalo de pura cepa. Enhorabuena Juan por tu libro, te prometo que lo leeré. RH.
Candelas ha dicho que…
Enhorabuena Juan por tu magnífica presentación. Nos hiciste pasar muy buen rato: nos reímos, lloramos, aprendimos, recordamos...
Os recomiendo que leáis el libro porque está muy bien, no os defraudará.
Gracias a la Alhóndiga por apostar por la cultura y dar esta oportunidad a Juan y a muchos otros.

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