Fray Juan Gil y Miguel de Cervantes
Eran los tiempo emperador Carlos V, Pizarro andaba en tierras de Perú y en ese año muere en Londres Tomás Moro. Nuestro Fray Juan Gil, nació en Arévalo. Es el año 1535.
Fue postulante y novicio en los conventos de la Santa Trinidad; profesó en el de Arévalo, residencia conventual de la Orden desde 1222, no lejos de la que fue morada de Isabel de Portugal y de su hija la futura Reina Católica, apesaradas por infortunios familiares, en 1554; estudió Filosofía en Valladolid y en las aulas de Salamanca culminó sus provechosas disciplinas de Sagrada Teología y demás materias complementarias de la carrera eclesiástica. Se ordenó sacerdote por los años de 1562 y es profesor idóneo y de cumplida competencia, poco antes de quedar nombrado por el reverendo padre provincial de Castilla, fray Juan Rodrigo de Teherán, secretario suyo en 1571. En 1575 se le nombra redentor general de cautivos de Argel, y entre esta fecha y la de 1578 viaja por América, si bien hay un hermano moderno en la confesión trinitaria que pone en duda estos años, y a su regreso a España es investido con el cargo de procurador general de la Orden, sin cesar en el anterior.
Después de la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan ver los venideros, Miguel de Cervantes regresaba desde Nápoles a España a bordo de la galera Sol. Una flotilla turca comandada por Arnaut Mamí hizo presos a Miguel y a su hermano Rodrigo, el 26 de septiembre de 1575. Fueron capturados a la altura de Cadaqués de Rosas y llevados a Argel. Cervantes es adjudicado como esclavo al renegado griego Dali Mamí. El hecho de haber encontrado en su poder las cartas de recomendación que llevaba de don Juan de Austria y del Duque de Sessa, hizo pensar a sus captores que Cervantes era una persona muy importante, y por quien podrían conseguir un buen rescate. Pidieron quinientos escudos de oro por su libertad.
Tras varios intentos de fuga que resultaron infructuosos llegaron a Argel fray Antonio de la Bella y fray Juan Gil. Fray Antonio partió con una expedición de rescatados. Fray Juan Gil, que únicamente disponía de trescientos escudos, trató de rescatar a Cervantes, por el cual se exigían quinientos. El fraile se ocupó de recolectar entre los mercaderes cristianos la cantidad que faltaba. La reunió cuando Cervantes estaba ya en una de las galeras en que Azán Bajá zarparía rumbo a Constantinopla, atado con «dos cadenas y un grillo». Gracias a los 500 escudos tan arduamente reunidos, Cervantes es liberado en septiembre de 1580. El 24 de octubre regresó, al fin, a España con otros cautivos también rescatados.
En la ciudad de Argel, que es tierra de moros, en la Berbería, a 10 días del mes de octubre, año de 1580 años, ante el ilustre y muy reverendo señor fray Juan Gil, redentor de España de la corona de Castilla por su majestad, (com)pareció presente Miguel de Cervantes ―esclavo que ha sido, que ahora está franco y rescatado― y presentó el escrito de pedimiento siguiente, con cierto interrogatorio de preguntas.
De sus redentores dice Cervantes en su comedia El Trato de Argel: "Trujémonos a Argel, donde hallé que estaban rescatando los Padres la Santísima Trinidad; hablélos, díjeles quién era, y movidos de caridad, aunque yo era extranjero me rescataron en esta forma: que dieron por mí trescientos ducados, los ciento luego, y los doscientos cuando volviese el Padre de la Redención, que se quedaba en Argel. empeñado en cuatro mil ducados, que habían gastado más de lo que traía; porque a toda esta misericordia y liberalidad se extiende la caridad de estos Padres, que dan su libertad por la ajena, y se quedan cautivos por rescatar cautivos".
Volvió Fray Juan Gil a su misión redentorista en 1583, y dos años después cayó enfermo. El nuevo provincial, fray Diego de Guzmán, le envió a Arévalo, «su patria», a cuidar de su salud quebrantada. Y en el pueblo de su nacimiento rindió esta vida benemérita en 8 de julio de 1587.
La crónica del padre Vega, religioso contemporáneo de fray Juan Gil, sitúa el óbito del redentor en el día 8 de julio, y la describe en esta sencilla prosa: «Dióle el Señor lugar para que recibiera el glorioso caudal que comunican los Santos Sacramentos a sus más fieles amigos, y dando a sus hermanos los religiosos notable ejemplo de profundísima humildad, entregó fray Juan Gil su espíritu al Señor el día 8 de julio de 1587.»
En cuanto al convento de la Santísima Trinidad de Arévalo, según la tradición, fue fundado por San Félix de Valois y San Juan de Mata en 1215. Aparece recogido en documentos de la Universidad de Valladolid que en 1212 vinieron a España estos dos religiosos para fundar casas para la orden Trinitaria. Fue en 1215 cuando se comenzó la construcción del de Arévalo. La tradición habla del antiguo culto a la imagen de la virgen de las Angustias desde el principio de la existencia del monasterio. Tenía fama de ser impresionante su biblioteca. Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814) fue incendiado, saqueado y profanado. En 1831 se convirtió, lo que quedaba del edificio, en Escuela de Ingenieros Militares. En 1843, tras la Desamortización, fue adquirido por 51.000 reales por Manuel López, un vecino de la villa. Desde ese momento ha sido siempre propiedad particular aunque en los últimos años parte de los restos han sido cedidos al Ayuntamiento.
Quedan actualmente del antiguo convento un abandonado y triste torreón y algunos paredones en avanzada ruina.
Lección de historia
Radio Adaja - 4 de mayo de 2011
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