El bosque de los gamusinos
“Dicen que el gamusino se esconde en los pinares, tiene largas piernas como los troncos, brazos y dedos como las ramas y cuerpo regordete como las copas de los pinos para pasar inadvertido. Pero no tengáis miedo, nunca ataca, sólo observa, es el protector del bosque. A ver quien es el primero que ve uno”.
Esto les decía a mis hijos cuando les llevábamos las primeras veces al pinar, pero al poco tiempo David decía: Creo que los gamusinos no existen, porque no vemos ninguno. “Gusino”, balbuceaba María señalando con el dedo y negando con la cabeza. David, inquieto como nadie, se alejaba a subirse al árbol torcido. Su hermana María, que empezaba a andar, a duras penas le seguía, tropezando con tamujas, ramas y piñas caídas. David subía a María al tronco tumbado y se perdía por las ramas altas. María quería seguirle, pero si apenas sabía andar, difícilmente podría trepar tras él.
Volvían los dos arañados por las cortezas del pino y manchados de resina. Pero no importaba, la ropa era la apropiada para mancharse. Para ellos, eso de vestir de domingo, era ponerse la ropa de ir al campo.
Posteriormente, en el colegio, esta disposición para subirse a los árboles, les valió el mote de mono y mona, y así les conocen aún. Por otra parte, esta actitud también les ha servido para conocer, respetar y valorar los pinares cercanos a Arévalo y al bosque en general. Recuerden, el hogar del gamusino.
Lo cierto es que en esta comarca altamente deforestada, curiosamente tenemos muy poco apego al árbol, lo destruimos, ignoramos o menospreciamos. Vivimos de espaldas al bosque, como gamusino inexistente, sin entender que es nuestro benefactor. Porque, no les quepa duda, que los escasos espacios arbolados que nos quedan en La Moraña, a todos benefician. Vamos muy deprisa, queremos correr más que el tiempo. Cuando se tala un pinar maduro estamos destruyendo un hábitat que ha tardado entre 80 y 100 años en formarse.
Muchos se preguntarán qué beneficio pueden reportarnos cuatro pinos añosos, agrietados y llenos de viejas cicatrices provocadas al haber sido resinados reiteradamente en el pasado: Bien, aparte del beneficio obvio, y ya de por sí importante, que nos proporciona cualquier planta al ser productora de oxígeno o el ocio de meriendas y paseos o el económico en forma de madera, resina y frutos ¿Qué otro beneficio nos reportan los pinares de La Moraña?
Los bosques de comarca se extienden mayoritariamente por el corredor de los ríos Adaja y Arevalillo, que discurren, como todos sabemos, desde el sur hacia el norte de la comarca, al encuentro del Duero. Acompañando a los sotos de estos ríos, se encuentran los pinares de pino resinero y, en menor medida, de piñonero. En la zona de contacto entre sotos y pinares se da la mayor biodiversidad de toda la comarca.
Este corredor natural es utilizado por la flora y fauna como una carretera verde para sus desplazamientos entre el norte y el sur de la Cuenca del Duero, lo que le confiere una importancia única y excepcional, especialmente en una zona tan deforestada como la que nos ocupa. Este notorio valor biológico de los bosques de la comarca, si les parece, lo dejamos para otra ocasión pues, dada su importancia, merece un comentario mucho más extenso.
Pero centrémonos más: ¿Qué beneficio proporcionan los pinares a las personas?
Estos pinares del corredor del Adaja y Arevalillo se extienden sobre antiguas dunas continentales, con un porcentaje de finas arenas superior al 90%. Pero no sólo sujetan el terreno para evitar la erosión, estas masas arboladas asentadas sobre suelos arenosos son la mejor zona de recarga del acuífero de los Arenales que, como les comentaba en mi anterior intervención, se encuentra preocupantemente contaminado y al borde de la sobreexplotación.
La enorme importancia hidrogeológica de los pinares de la comarca radica en que, al estar asentados mayoritariamente sobre duna continental, toda el agua caída en forma de lluvia, nieve, niebla o escarcha, es retenida por las tamujas de los pinos y pasa al acuífero casi en su totalidad, pues apenas existe la escorrentía en estos terrenos arenosos y arbolados, y además es agua limpia al ser filtrada por las arenas sin mezclarse con productos agrarios peligrosos.
Mientras que en las tierras de labor, una buena parte del agua se pierde por las acequias y cunetas, acabando en los ríos por escorrentía y el volumen que se filtra al acuífero puede contaminarse al entrar en contacto con abonos orgánicos, inorgánicos y pesticidas, en los pinares casi toda el agua es absorbida por las arenas como una gigantesca esponja y pasa al acuífero limpia.
Por eso, dado el estado lamentable y preocupante de “nuestro embalse” acuífero de los Arenales, sería conveniente proteger todas estas masas de pinares del corredor de los ríos Adaja y Arevalillo asentadas sobre arenas. Por tratarse de la única zona de recarga del acuífero con aguas limpias, es decir, estos pinares aportan al acuífero agua de calidad y en cantidad. Recuerden: Agua = Vida.
Hasta ahora he presenciado como un mero espectador la política forestal de la Junta de Castilla y León, comprobando como concedían Declaraciones de Impacto Ambiental favorables a proyectos destructores del escaso bosque morañego y de sus beneficiosas arenas, por el simple hecho de situarse en montes de titularidad privada.
Ahora estoy convencido de que la Junta de Castilla y León puede y debe realizar Declaraciones de Impacto Ambiental desfavorables a proyectos tanto particulares como públicos que puedan perjudicar las pocas masas forestales que nos quedan y las importantes arenas sobre las que se asientan. Especialmente porque sólo el 3,3% de la superficie de La Moraña es forestal. Cuantificando esta escasez, de 150.000 ha. que ocupa la comarca, sólo 5.000 son arboladas y, de estas, 800 corren el riesgo de desparecer por una urbanización autorizada desde la Junta.
Lo cierto es que los acuíferos se encuentran cada vez en peor estado: Al borde de la sobreexplotación y contaminados por arsénico y nitratos. Por otro lado necesitamos a los pinares porque nos proporcionan agua potable. Por ello, aunque sólo sea por puro egoísmo o afán de supervivencia, seamos inteligentes: Pidamos a Junta de Castilla y León y Confederación Hidrográfica del Duero que protejan adecuadamente los pinares del corredor de los ríos Adaja y Arevalillo, por ser la mejor área de recarga del acuífero de los Arenales con agua de calidad y en cantidad.
Esto les decía a mis hijos cuando les llevábamos las primeras veces al pinar, pero al poco tiempo David decía: Creo que los gamusinos no existen, porque no vemos ninguno. “Gusino”, balbuceaba María señalando con el dedo y negando con la cabeza. David, inquieto como nadie, se alejaba a subirse al árbol torcido. Su hermana María, que empezaba a andar, a duras penas le seguía, tropezando con tamujas, ramas y piñas caídas. David subía a María al tronco tumbado y se perdía por las ramas altas. María quería seguirle, pero si apenas sabía andar, difícilmente podría trepar tras él.
Volvían los dos arañados por las cortezas del pino y manchados de resina. Pero no importaba, la ropa era la apropiada para mancharse. Para ellos, eso de vestir de domingo, era ponerse la ropa de ir al campo.
Posteriormente, en el colegio, esta disposición para subirse a los árboles, les valió el mote de mono y mona, y así les conocen aún. Por otra parte, esta actitud también les ha servido para conocer, respetar y valorar los pinares cercanos a Arévalo y al bosque en general. Recuerden, el hogar del gamusino.
Lo cierto es que en esta comarca altamente deforestada, curiosamente tenemos muy poco apego al árbol, lo destruimos, ignoramos o menospreciamos. Vivimos de espaldas al bosque, como gamusino inexistente, sin entender que es nuestro benefactor. Porque, no les quepa duda, que los escasos espacios arbolados que nos quedan en La Moraña, a todos benefician. Vamos muy deprisa, queremos correr más que el tiempo. Cuando se tala un pinar maduro estamos destruyendo un hábitat que ha tardado entre 80 y 100 años en formarse.
Muchos se preguntarán qué beneficio pueden reportarnos cuatro pinos añosos, agrietados y llenos de viejas cicatrices provocadas al haber sido resinados reiteradamente en el pasado: Bien, aparte del beneficio obvio, y ya de por sí importante, que nos proporciona cualquier planta al ser productora de oxígeno o el ocio de meriendas y paseos o el económico en forma de madera, resina y frutos ¿Qué otro beneficio nos reportan los pinares de La Moraña?
Los bosques de comarca se extienden mayoritariamente por el corredor de los ríos Adaja y Arevalillo, que discurren, como todos sabemos, desde el sur hacia el norte de la comarca, al encuentro del Duero. Acompañando a los sotos de estos ríos, se encuentran los pinares de pino resinero y, en menor medida, de piñonero. En la zona de contacto entre sotos y pinares se da la mayor biodiversidad de toda la comarca.
Este corredor natural es utilizado por la flora y fauna como una carretera verde para sus desplazamientos entre el norte y el sur de la Cuenca del Duero, lo que le confiere una importancia única y excepcional, especialmente en una zona tan deforestada como la que nos ocupa. Este notorio valor biológico de los bosques de la comarca, si les parece, lo dejamos para otra ocasión pues, dada su importancia, merece un comentario mucho más extenso.
Pero centrémonos más: ¿Qué beneficio proporcionan los pinares a las personas?
Estos pinares del corredor del Adaja y Arevalillo se extienden sobre antiguas dunas continentales, con un porcentaje de finas arenas superior al 90%. Pero no sólo sujetan el terreno para evitar la erosión, estas masas arboladas asentadas sobre suelos arenosos son la mejor zona de recarga del acuífero de los Arenales que, como les comentaba en mi anterior intervención, se encuentra preocupantemente contaminado y al borde de la sobreexplotación.
La enorme importancia hidrogeológica de los pinares de la comarca radica en que, al estar asentados mayoritariamente sobre duna continental, toda el agua caída en forma de lluvia, nieve, niebla o escarcha, es retenida por las tamujas de los pinos y pasa al acuífero casi en su totalidad, pues apenas existe la escorrentía en estos terrenos arenosos y arbolados, y además es agua limpia al ser filtrada por las arenas sin mezclarse con productos agrarios peligrosos.
Mientras que en las tierras de labor, una buena parte del agua se pierde por las acequias y cunetas, acabando en los ríos por escorrentía y el volumen que se filtra al acuífero puede contaminarse al entrar en contacto con abonos orgánicos, inorgánicos y pesticidas, en los pinares casi toda el agua es absorbida por las arenas como una gigantesca esponja y pasa al acuífero limpia.
Por eso, dado el estado lamentable y preocupante de “nuestro embalse” acuífero de los Arenales, sería conveniente proteger todas estas masas de pinares del corredor de los ríos Adaja y Arevalillo asentadas sobre arenas. Por tratarse de la única zona de recarga del acuífero con aguas limpias, es decir, estos pinares aportan al acuífero agua de calidad y en cantidad. Recuerden: Agua = Vida.
Hasta ahora he presenciado como un mero espectador la política forestal de la Junta de Castilla y León, comprobando como concedían Declaraciones de Impacto Ambiental favorables a proyectos destructores del escaso bosque morañego y de sus beneficiosas arenas, por el simple hecho de situarse en montes de titularidad privada.
Ahora estoy convencido de que la Junta de Castilla y León puede y debe realizar Declaraciones de Impacto Ambiental desfavorables a proyectos tanto particulares como públicos que puedan perjudicar las pocas masas forestales que nos quedan y las importantes arenas sobre las que se asientan. Especialmente porque sólo el 3,3% de la superficie de La Moraña es forestal. Cuantificando esta escasez, de 150.000 ha. que ocupa la comarca, sólo 5.000 son arboladas y, de estas, 800 corren el riesgo de desparecer por una urbanización autorizada desde la Junta.
Lo cierto es que los acuíferos se encuentran cada vez en peor estado: Al borde de la sobreexplotación y contaminados por arsénico y nitratos. Por otro lado necesitamos a los pinares porque nos proporcionan agua potable. Por ello, aunque sólo sea por puro egoísmo o afán de supervivencia, seamos inteligentes: Pidamos a Junta de Castilla y León y Confederación Hidrográfica del Duero que protejan adecuadamente los pinares del corredor de los ríos Adaja y Arevalillo, por ser la mejor área de recarga del acuífero de los Arenales con agua de calidad y en cantidad.
En Arévalo a seis de octubre de 2009.
Autor: Luis José Martín García-Sancho
Autor: Luis José Martín García-Sancho
Comentarios
Gracias Luis por poner en tus palabras la opinión que compartimos muchos.¡Protección!