Visita a La Laguna del Oso

Para muchos la llegada del invierno es deprimente. Según avanza el otoño se les pone mal cuerpo. Les gusta más el calor y la claridad del sol. Los días de invierno les parecen fríos, aburridos y monótonos.
Pero hay determinados sitios en los que a medida que se acerca el frío aumenta la diversidad. Se puede decir que se llenan de vida. Viajeros de largo recorrido acuden a estos parajes a pasar el invierno huyendo de sus lugares de origen, donde el suelo helado se sitúa a uno o dos metros bajo la nieve y la oscuridad es casi total durante tres meses. Eso sí que es frío.
En nuestra comarca de La Moraña y Tierra de Arévalo, tenemos varios enclaves que acogen a las aves viajeras procedentes del frío y lejano norte. Uno de los más importantes es la laguna del Oso en el municipio del mismo nombre.
Entre octubre y noviembre la transformación que sufre esta laguna es notable. El agua vuelve a aflorar y las aves llegan un año más a pasar el invierno entre sus aguas y campos o a descansar unos días para continuar su viaje migratorio hacia el sur.
Alguna de estas especies ha cambiado sus costumbres migratorias en los últimos años. Un claro ejemplo de ello son las grullas. Antes empezaban a llegar a mediados de octubre y muchas se quedaban a pasar el invierno, regresando a sus lugares de cría a últimos de enero o incluso en febrero. Ahora sólo se las puede ver entre octubre y primeros de diciembre, cuando se encaminan hacia Extremadura.
No me digáis a qué obedece este cambio porque no lo sé. Pueden haber influido factores físicos como la construcción de una gran nave industrial muy próxima al humedal o la realización de algunas obras, incluido un observatorio, a pie de laguna. Pero también puede deberse a otros factores como climáticos o ambientales que se me escapan.
Por tanto el periodo para ver grullas se ha reducido sensiblemente en los últimos años y el mejor momento suele ser a mediados de noviembre. De todas formas, hay que tener en cuenta que con la fauna silvestre el éxito nunca está asegurado pues las aves pueden desaparecer del lugar por cualquier motivo, entre los que se encuentran las molestias ocasionadas por el hombre. Por eso es necesario comportarse con respeto en estos parajes, no acercarse excesivamente a las aves, no llevar perros sueltos y evitar hacer ruido.
Por tanto, unos buenos prismáticos son casi obligatorios para observar sin molestar y, mejor aún, un telescopio terrestre que permite estudiar a la fauna desde una mayor distancia. Tened en cuenta que, por mucho que intentemos acercarnos, no veremos nunca a las aves como en un documental de la 2. Pero lo que veamos lo estaremos presenciando en vivo y en directo, pudiendo llegar a aprender muchos comportamientos animales que desconocíamos. La paciencia es la principal aliada del observador de fauna.
Pero hay muchos otros viajeros que acuden en gran número a esta laguna. Los gansos llegan por millares y estos sí se quedan todo el invierno, pasan el día entre los campos de cereales, donde se alimentan, y la laguna donde beben. Son ánsares comunes. Pero algunos años, entre ellos, se esconden especies más raras por estos parajes como la barnacla cariblanca (a la que dediqué un relato en la Llanura de diciembre de 2009) barnacla carinegra, ánsar careto o tarro blanco.
Otras anátidas, o patos como se los llama vulgarmente, que acuden a la laguna a pasar el invierno son el ánade azulón, que viene a reforzar en gran número la pequeña población reproductora del lugar, el cuchara común, cerceta común, ánade silbón, ánade rabudo, ánade friso, Más raros son el porrón común o el porrón moñudo pues son especies buceadoras que no suelen recalar en estas aguas someras.
La lista de aves sería interminable pero, resumiendo mucho, debo citar también a la cigüeña blanca, garza real, garceta común, focha común, fumarel común, zarapito real, avefría, chorlito dorado, combatiente, gaviota reidora y un larguísimo etcétera.
Por las inmediaciones también se pueden observar aves muy escasas a nivel mundial como la avutarda, y varias rapaces entre las que destacan el milano real, por la presencia de un dormidero cercano, y el águila imperial ibérica.
Una visita, como veis, muy recomendable y que puede realizarse a pie en unas dos ó tres horas. Por ello desde la Alhóndiga de Arévalo, asociación de cultura y patrimonio, invitamos a todo aquel que esté interesado en realizar este recorrido por la laguna del Oso y campos circundantes. La salida se hará desde el aparcamiento que hay detrás del taller mecánico situado a la entrada del Oso el próximo 14 de noviembre a las 8:30 h., si el tiempo no lo impide.
Esperamos que acudáis y que el tiempo nos deje disfrutar de este valioso enclave natural. Dependiendo del éxito de esta visita, iremos proponiendo otras en próximas fechas.


(Próxima visita recomendada: Diciembre de 2010: Laguna de los Lavajares situada entre Horcajo de las Torres y Rágama en la ZEPA “Tierra de Campiñas”)

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