SUPERVIVENCIA (RECONSTRUIDA)

CLITEMNESTRA

A los cinco meses Orestes se colocó de nalgas. Decidió que mantendría esta postura hasta que naciera. Poco después dejó de moverse. Sentado con las piernas cruzadas entre los huesos de mi pelvis se sumió en sus pensamientos y no salió de su mutismo hasta pasadas tres semanas. Fue entonces cuando los ojos se le volvieron verdes. 

Comentarios

DESDE LA LUGAREJA ha dicho que…
... preciosa lectura
... imprescindible Blog

Mario Gonzalo
Anónimo ha dicho que…
Hola, chic@s de La Llanura.

Muchísimas gracias por la difusión de este relato que quiere reflejar los tormentos de una Clitemnestra y un Orestes modernos.

Me alegra que hayáis disfrutado con su lectura. La verdad es que tener lectores de tanta calidad como vosotros es un lujo para mí.

Es también un placer seguiros.

Besos,

Arancha

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