Pandero. Museo Etnográfico de Castilla y León

   Instrumento musical de la familia de los membranófonos que consta de un bastidor circular, de 55 cm. de diámetro, elaborado en madera sobre el que se ha dispuesto un parche de piel en uno de sus lados.
   Perimetralmente, han sido abiertos cuatro huecos en el aro para situar sendos pares de sonajas metálicas que crean sonido al chocar entre ellas, acercando este instrumento también al ámbito de los idiófonos.
   Las sonajas o rodajas suelen ser de tipo rizado o alabeado, sin embargo en este caso concreto, las mismas no responden a ninguna de estas dos clases, siendo sencillamente lisas.
   Las rodajas, por lo general de latón, consistían en círculos silueteados de placas de chapa y botes o latas, que se freían en aceite para conseguir una sonoridad particular. De igual forma, para ampliar el sonido del instrumento en general, se colgaban del bastidor cascabeles o incluso pequeñas campanas. Y cabe indicar que, a modo puramente ornamental, sin que ello suponga una modificación en la intensidad del sonido, se adornaban los panderos y las panderetas con cintas de colores y se coloreaban los parches con escenas bucólicas, de carácter campestre.
(...)
   En el medio rural, tradicionalmente se ha atribuido connotación sexual al parche del pandero al relacionarlo con el himen femenino. Si una muchacha, tocando el instrumento rompía la piel tensada, se consideraba burlona e indiscretamente que la doncella ya no era tal.    
   Mujer y pandereta quedan inexorablemente ligadas la una a la otra desde la más remota Antigüedad, cuando tanto en Mesopotamia, como en Egipto y en Grecia, las mujeres eran las encargadas de tañer estos instrumentos, entonando cantos de carácter mágico y ritual.

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