De conventos y abadías
De entre los conventos y abadías que existieron en el territorio de Madrigal, La Moraña y La Tierra de Arévalo, vamos hoy a hacer una pequeña reseña de los que siguen a continuación.
Restos del convento de San Francisco |
Le reedificó el rey don Juan II, y fue convento real. En él estudió el obispo Tostado, y tuvo Cortes y capítulo general de la Religión el rey don Enrique IV. Sus losas entre otras sepulturas de hidalgos Arevalenses, cubrieron los restos del infante Rey Alonso (hermano de Isabel la Católica), los de su Madre la Reina Isabel, viuda de don Juan II, hasta su traslación a la Cartuja de Miraflores, y los del Corregidor, Licenciado don Antonio Pérez Rubín de Celis, fallecido en la Villa en 1739.
El recinto tenía estanque y una gran huerta. En él se hospedaron, más tarde, multitud de jefes y soldados del ejército francés, que dejaron el edificio medio arruinado. Hoy quedan algunos informes restos que ni por asomo muestran la magnificencia que debió llegar a tener este lugar.
Restos de Los Trinitarios |
Convento de Franciscanos Descalzos: con título de San Lázaro el Real, dotado de patronazgo por habérselo dado el rey Felipe II. Estaba situado en la calzada Real de Madrid y a orillas del Adaja. Tenía claustros, jardines, huerta y en esta hubo una capilla fundada por el Duque de Lerma. Del recinto no queda nada más que un arco y el recuerdo.
Antiguo colegio de la Compañía de Jesús |
Santa María la Real: Convento de Monjas de la Orden del señor San Bernardo. Su fundación es tan antigua que apenas si hay memoria de ella, según nos relata Ossorio Altamirano, y lo fue en un principio en unos lugarejos, un cuarto de legua de esta Villa, que se llaman Gómez y Román, que tomaron el nombre de sus fundadores, sobre las ruinas de un convento que poseían los Templarios allá por el siglo VII y que floreció esplendoroso en la época de los godos. En 1524 el alcalde Ronquillo pidió al emperador Carlos V permiso para el traslado de las monjas bernardas desde La Lugareja al Palacio Real, en el cual estuvieron hasta el año 1973. En ese mismo año el edificio, antiguo Palacio Real en el que vivieron en otro tiempo personajes de la talla de Isabel la Católica o Ignacio de Loyola, fue derribado en su totalidad.
Convento de la Encarnación: Convento de religiosas de la orden de Santa clara. La infanta Doña Juana de Portugal, madre de la Beltraneja, vivió en Arévalo durante mucho tiempo, retirada en un palacio que labró cerca del convento de San Francisco, en el entonces conocido como Campo Santo. Por causa de muchas discusiones que hubo en el reino, la infanta se vio obligada a abandonar esta villa dejando el palacio a algunas de sus damas, no sin antes encargarlas que viviesen en él con perpetuo retiro, vistiesen el hábito de la Orden de San Francisco y se ejercitasen en la hospitalidad de mujeres enfermas y necesitadas que hubiese en esta noble villa. De este lugar no nos queda hoy ningún vestigio.
Santa Isabel de las Montalvas: Este convento tuvo su principio en 1441 y su nombre viene de que unas nobles señoras de apellido Montalvo, naturales de Arévalo, vistieron el hábito de San Francisco y se retiraron a la vida monástica, comprando un sitio en el Campo Santo y construyendo un convento para ejercitarse en la continua oración. Y tenían una que nombraban ministra o abadesa y no salían de casa salvo a los Oficios Divinos, a los que iban de dos en dos al convento de San Francisco de la Observancia que estaba junto al suyo, dado que por aquel tiempo el de ellas no tenía iglesia. Sólo queda, actualmente, la portada de este convento.
Claustro de Extramuros en Madrigal |
Convento de San Pablo de la Moraleja |
Convento de Santa Clara de Asís en Rapariegos (Segovia): Su fundación está fechada hacia el año 1270 gracias a la generosidad de don Domingo Egidio y doña María Verdugo, ambos vecinos de Arévalo y la tradición asegura que las primeras religiosas que le habitaron fueron dos compañeras de santa Clara de Asís. La historia ha dejado un sabor agridulce en la supervivencia de este convento, pues ha sufrido a lo largo del tiempo numerosos hechos tales como el terrible incendio de 1750 que redujo todo a cenizas exceptuando la iglesia, los coros y un dormitorio de 7 celdas. Su posterior reedificación a base de limosnas y aportaciones desinteresadas sufrió 5 años más tarde otro trágico incendio. El estado actual de su construcción parte de la reedificación del segundo incendio. Durante la guerra de la independencia tuvo saqueos importantes, finalmente la desamortización acabó por dejarla en la penuria más absoluta. Desde este convento de Rapariegos se iniciaron un buen número de otras fundaciones por las provincias de Segovia y Valladolid.
Nuestra Señora de los Ángeles en Tiñosillos |
Hermosos edificios, retazos de nuestra historia. Algunos de ellos han desaparecido por completo, de otros no nos quedan más que pobres ruinas que poco dicen de la dignidad que en otros tiempos atesoraron. Claro ejemplo del enorme patrimonio histórico artístico que hemos llegado a tener y que en ocasiones, por unas o por otras causas hemos perdido.
Lección de historia
Radio Adaja - 16 de febrero de 2011
Comentarios
Muchas gracias
vcarmen de pablos
karmendep@gmail.com