Tiñosillero barro

Este tradicional oficio de alfarero persiste gracias a Crescencio del Dedo, más conocido como “Chencho”.
Él heredó hace 30 años este oficio de su familia política. Esta sí que tenía una larga tradición en el oficio. Realiza su trabajo en un taller en Tiñosillos.
Esta actividad artesanal, como otras, te atrapa y por un momento parece hacer parar el tiempo. No sé desde hace cuantos miles de años se hacen los cántaros y las vasijas de barro cocido, desde cuando sirven para transportar el agua y el alimento. Si que tenemos alguna referencia más de su uso, de las cazuelas de “tiñosillero barro” donde se hacen los asados de Arévalo y particularmente el COCHINILLO ASADO.
Ahora el barro ya no es sólo de la tierra de Tiñosillos, se mezcla con otros comprados en Barcelona o en Valencia. También se mezcla con barro refractario especial para hornos. Ahora se utilizan máquinas que ayudan a preparar el barro y limpiarlo. Y el torno para ir dando forma a las piezas es eléctrico.
Una vez preparado el barro se le da forma y se le deja secar. Depende de si es verano o invierno tarda más o menos, pero, como mínimo, necesita dos o tres días. Una vez secas, las piezas se lijan y se lavan.
Luego se cuecen en el horno a 1.050 grados durante ocho horas, y se dejan enfriar alrededor de  un día.
Las piezas preferidas de nuestro artesano son el cuenco de la tradicional “Sopa Castellana”, el del Consomé y el del Gazpacho y la estrella es la Cazuela de Asar.
Todas las piezas que se fabrican son de uso alimenticio y su decoración escasa, sobria y con espíritu totalmente castellano.
A “Chencho” le queda poco para jubilarse y le gustaría dejar su negocio en buenas manos, pero en estos momentos de crisis, a pesar de escasear el trabajo tampoco estamos dispuestos a faenar en cualquier cosa.

Rebeca T. GÓMEZ CARPIZO
La Llanura nº 4
Septiembre de 2009

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