Las hadas nos protegen

Pese a todo, mi buen amigo, pese a los infundios, pese a los susurros, pese a las maldades soterradas. A pesar de los que sólo aportan crítica envidiosa y destructiva. Para abatimiento de los que, con mentira aduladora, pretenden sembrar la verde y viscosa cizaña.  Para los que nada de lo que hacemos les gusta ya que su vida es triste y llena de amargura. Para enfado de los que no pueden sacar provecho a pesar de que siempre lo intentan. En fin, para los mentirosos, para los perezosos, para los envidiosos, para los criticones, para los ortodoxos a ultranza … es posible que hoy sea un día triste, porque, como has podido seguramente comprobar, las hadas nos protegen y nos miman. Podría ser que fuera, Amigo Fabio, no por ser imprescindibles, que ni tú ni yo lo somos, más bien porque lo que hacemos creo que es trascendente.
Juan C. López

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