PALACIOS DE GODA
Apunta, Cervera Vera, en su libro dedicado a esta población, que pudo ser vacceo el primer asentamiento de Palacios de Goda.
Formó parte, después, de la repoblación del cuarto de los sexmos de la Tierra de Arévalo, del sexmo de Sinlabajos.
Es seguro, que como otros de los lugares de este territorio, Palacios de Goda se repoblara con gentes de origen franco. También con castellanos, gallegos, mozárabes... Muchos serían pequeños agricultores que convivirían con los hortelanos mudéjares, quienes con su laboriosa habilidad mantendrían huertas regadas con agua de pozos, en las que sembrarían toda clase de hortalizas. Es posible que vivieran también algunos judíos dedicados a tareas artesanales y comerciales.
El nombre, más que un origen germánico, parece tener que ver con la existencia de algún resto de vivienda o “palacio” con cierta dignidad y el “Goda” podría significar emplazado en un bello lugar.
LA TORRE ALMENARA
La separación de los reinos de Castilla y de León a la muerte de Alfonso VII, sucede un desdichado periodo de luchas fronterizas, que traen infortunio a los moradores de estas tierras que unos y otros deseaban incorporar a sus reinos.
Esta belicosa actitud provoco la necesidad de proteger los núcleos urbanos en litigio, entre los que se encontraba el de Palacios de Goda. Es por aquellos años (1158-1214) cuando es probable que se construyera la torre almenara.
Ya hemos apuntado en otras ocasiones que estas torres, que eran atalayas y vigías, fueron establecidas hacia el siglo XI por los musulmanes. Los cristianos las levantaron en sus tierras a partir del siglo XII. Las torres almenaras se construían en puntos elevados, desde ellas se podían vigilar los terrenos circundantes y, además, mediante ahumadas comunicarse con otras torres para alertar sucesivamente a las zonas amenazadas de incursiones enemigas. Este sistema defensivo cubrió La Tierra de Arévalo.
La torre almenara o atalaya de Palacios de Goda es de planta sensiblemente cuadrada y sus lados tienen 8,00, 7,90, 7,80 y 7,75 metros de longitud.
Su interior hasta una altura aproximada de siete metros está macizado, sin duda para impedir su fácil destrucción por el enemigo. Lo componen unos muros con un espesor aproximado de dos metros y se rellena, el sensible cuadrado formado en su interior, con tandas de mampuesto cogidas con mortero de cal.
La parte superior encierra un espacio libre casi rectangular protegido por muros de 1,10 metros de espesor.
Los muros fueron construidos con fábricas de mampostería, aparejadas utilizando piedras calizas mezcladas con pedernal y unidas con mortero de cal. Sus caras interiores mantienen la rusticidad del aparejo, mientras que las fachadas se componen con cajones de los mismos materiales, encalados y ceñidos por verdugadas de ladrillo. Estas se prolongan, con diferentes longitudes e igual alto que los cajones, para revestir las esquinas de la torre en toda su altura.
Sus fachadas estaban provistas con dos huecos de saeteras, simétricos horizontalmente, de forma y aparejo mudéjar. La coronación de la torre ha desaparecido, y sobre ella se levantó la fábrica actual rematada con una armadura a cuatro aguas. El zócalo que la recalza por su exterior se construyó más tarde.
LA IGLESIA
La iglesia, dedicada a San Juan Bautista, se compuso aprovechando la torre almenara para campanario. Esta se dejó a los pies de la nave central, luego ensanchada con otra pequeña lateral y paralela a ella, a la que se accede mediante dos pasos separados por una gran pilastra. La nave central, a través de un arco toral, conduce a la cabecera de forma pentagonal. Su primitiva entrada la decora un arco apoyado en pilastras molduradas y situado en la fachada Norte.
Magnifico artesonado mudéjar decora el techo de su cabecera hexagonal. Primorosa talla de madera con único lienzo de lacería. Interesante también el retablo Mayor por sus grandes dimensiones y su ingente amalgama de vegetación y querubines que delatan su exaltado barroquismo. Se divide en tres calles y ático, alojándose en este último un relieve con una escena del Bautismo de Cristo. En la calle central, se acomoda una escultura de San Juan Bautista. A su izquierda una de San José y a la derecha, una de San Antonio. Como imágenes exentas destacan el Cristo de Gracia, una talla de la Virgen del Rosario, con media luna a sus pies, una imagen de Jesús Nazareno y unas tallas de San Antón y Santa Águeda.
De especial importancia para los naturales de Palacios de Goda es la ermita de nuestra señora de la Fons Griega que se encuentra a la entrada del pueblo. Tiene portada de granito y espadaña y en su interior cuenta con un bello retablo barroco de finales del siglo XVII o principios del XVIII.
Un lugar, en fin, que merece la pena visitar de forma tranquila y reposada. Como otros tantos de los pueblos que forman parte del territorio de La Moraña y La Tierra de Arévalo.
Lección de historia
Radio Adaja - 2 de febrero de 2011
Fotografías : La Alhóndiga y Chuchi Prieto
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Salud y suerte para todos