El mes más traicionero

Aunque parezca mentira, me acuerdo yo de abriles peores que éste; incluso si caía la Semana Santa ya muy alta. Me acuerdo yo de haber visto las flores de los almendros convertidas en ceniza de un día para otro, y una helada la noche del Jueves al Viernes Santo, con una luna alta y reluciente como un hacha, que parecía el mes de enero. "Que Dios nos libre de quedarnos sin amparo y de una mano airada", me acuerdo yo que dijo mi madre aquella noche cuando volvió del establo de por un poco mas de paja para la lumbre, recién caído el sol, con el cielo ya raso y un cierzo que cortaba. Al día siguiente, cuando mi madre nos despertó, de madrugada, para ir al sermon de la Pasión, todo estaba blanco por la escarcha como un sudario, aunque parecía Navidad; y como si amaneciese sangre, de rojo que salía el sol. Me acuerdo que tiritábamos de frío al levantarnos y que nos tuvimos que poner un jersey encima de otro. Pero así nos fuimos a la iglesia sin darnos siquiera una calentada con las ...