Del Arévalo muerto

Espadaña de la antigua iglesia de Santiago. Derribada en 1928. Cuatro arcos, un castillo, una torre y una tela india Según referencias autorizadas, hará unos cuarenta y tantos años que la atrevida e irresponsable piqueta municipal tiró abajo en Arévalo cuatro bellos arcos, y, poco después, bombos, troneras, fosos y cuevas del castillo. Se alzaban los cuatro arcos a que aludo en los lugares siguientes: a la entrada del puente del Cementerio, en las Almenillas, a la salida de la calle de San Juan y en la Encarnación. Se necesitaban empedrar calles y colocar aceras, y al Ayuntamiento de aquel entonces no se le ocurrió otra cosa que echar abajo bellezas artísticas y sagrados recuerdos del pretérito. Lo que extraña y llena de asombro, es cómo el pueblo no se estremeció al reducir a escombros sus cimientos fundamentales. Esta pasividad, bien meditada, da una idea de pereza mental, de insensibilidad y de amodorramiento, que indigna, por no decir repugna y averg...